Sentido de Vida
Las Últimas Palabras de un Amigo
Por Juan Fernández
Hoy es el día en que muero,
pero más que pena,
en mi alma siento
el alivio de la paz.
Hoy mi vida no será más;
feliz estoy con las decisiones que,
aunque difíciles,
he tomado; son muy mías.
Hoy la vida, una vez más,
tiene sentido para mis sentidos,
puedo oler las rosas y los jazmines,
puedo sentir el peso de una pluma en mi piel,
llenarme de pequeñas sensaciones
de triunfo al saber que aún respiro.
El pastor de una la Iglesia del pueblo
ha venido a visitarme,
a encomendar mi alma
a un Dios que no conozco;
ni siquiera sé si creo en el Dios
que él predica,
¡pero le agradezco tanto!
tampoco sé si realmente importa
o no que lo acepte; él insiste,
lo puedo escuchar decir palabras repetitivas
que no entiendo.
Cuanto hubiese disfrutado su compañía
hace un poco más de un año,
cuando empezó todo esto,
pero no podía,
su religión no lo permite.
Las hojas caen sobre las huellas de mi vida,
la ocultan, ya me olvidan,
hace poco fui más
que la luces de sus ojos,
hoy soy un insecto y estorbo.
Creo que hasta mis familiares
se olvidaron que mi cuerpo yace aquí,
casi inerte, producto del maltrato de una enfermedad
que no perdona, ni respeta,
pero que mi mente brillay mi corazón duele y llora.
Hace más de un mes que sólo tú me visitas.
Luché para oponerme a tu compañía
y por momentos pensé que me olvidaste,
hoy deseo caminar contigo,
que el calor de tus brazos me cobije
que mis pasos arrastrados no me pesen
y que el viento en mi espalda no me pegue.
Quiero decirle a mis amigos
que no me esperen,
que esta noche no dejen la luz encendida
del corredor ni del baño,
que mi larga y tediosa caminata
desde mi cuarto hasta la tele
hoy termina,
hoy no necesitaré más mis medicinas.
Quiero decirle a mis familiares
que los espero,
que mi Dios no castiga ni maldice,
que el mal que me ha consumido
ya me deja y que mis lágrimas
por fin no me pesan.
Quiero decirte que me voy, pero no quiero,
que este mundo aún me necesita,
que las vidas que he tocado no son muchas
y que el dolor de dejarlas
agobia cada célula de mi todo.
Respiro y con mi aliento de paz te invito;
son los últimos pensamientos de un espíritu
que descansa y que muere.
Hoy me voy contigo, gracias amiga muerte.