Ojos Que No Ven…
Por Juan Fernández
He visto el mundo tornear la lágrima de un joven a su antojo,
y sin pensarlo ni sentirlo vestirse de pinturas de acuarelas.
Pintar sin pinceles una risa con la mugre de su cara afligida
y besar sus mejillas pálidas y decaídas con labios fríos sin vida.
Pantallas, besos en el aire, miradas…casi podridas.
He visto el polvo y la grima de un día fuerte de trabajo
deslizarse de un cuerpo viejo en olas ilusorias de descanso
y culminar en el ciclo de una alarma silente matutina.
Seguimos creando épocas eternas de metas de castigos,
cómo si al nacer lo hiciéramos por antipatía o destino.
He visto los delirios del pasado llamar en sus lamentos
canciones sin melodía, instrumentos que nunca afinan,
bailarinas de danzas fantasmas y voces de musas desconocidas.
Pierde el tiempo y el espacio el gremio en su afán de alcanzar
metas vacías y maquillar sus labios de sonrisas consumidas.
He visto planes desaparecer para nunca más ser vistos,
tal si fueran ráfagas de un fuerte vientos o golondrinas.
Sus vuelos descargados en largas escaleras del olvido.
Su existencia fugaz; mis aspiradas marcas para toda la vida.
Mis años medidos en las alas de un respiro y un sueño.
He visto un sapo, verde y gris, convertirse en hombre,
una comarca de afanosos en un pueblo que todo olvida
y dos profetas de cemento convertidos en polvo y cenizas.
Objetivos de muertes sin destinos bautizados en votos electivos;
líderes regalando golosinas. Rezo hoy, más que nunca, por mis hijos.
He visto el sol y el universo en las grandes pupilas de una niña,
que usa lunas y planetas para olvidar el diario afán de su corta vida.
Hoy su cuerpo vende a extranjeros por dos rebanadas de pan,
un poco de sal y un poco de olvido. Su cuerpo usado como lodo,
mientras una clase de rufianes en jipetas lo castigan.
He visto colaboradores convertirse en discrepantes en un respiro,
enemigos en aliados y desconocidos en héroes sin base ni decoro.
Actores de una obra escrita en papeles de cenizas con tinta del omiso.
Una infernal función mediocre, con payasos corrientes, que no acaba.
Como mierda sin letrina.
No lo he visto todo, bueno, no he visto nada, quisiera no ver más,
pero perdí los parpados en el fuego de mi infancia, y el velo nunca lo tuve,
he visto un mundo sin límites ni filtros.
¡Ojos que no ven…! No…no lo hagas…Ábrelos.