Sueños de Nubes Blancas
Por Juan Fernñndez
Detrás de las falsas
plateadas pantallas
que nos rodean
viven entre dormidos
un batallón incoherente
de mentes mal nutridas,
moribundas,
sucias y confundidas,
rondando a ciegas
en un cuento de hadas,
tratando de vivir
la ilusión de Hollywood,
o la vida del rapero del momento,
o tratando de portar
la figura construida
de una Diva de MTV.
No existen,
que yo sepa,
mecanismos de inyección instantánea
de conocimiento necesario
para poder despertar
una comunidad dormida,
ni sensatez suficiente
para entender el porque debemos
de una vez por todas
estimular
la masa encefálica inútil
que nos dio la evolución humana.
Eventualmente,
como todo lo que no se usa,
se atrofiara.
Me pregunto
si se convertirá
en una masa muscular
solamente necesaria
para retener las bellas cabelleras
a las que dedicamos
tanto tiempo hoy.
Los más dormidos,
aquellos que rutinariamente
se unen a la maquinaria
sin cuestionar nada,
duermen sueños cristalinos
y perpetuos
de nubes de copos blancos,
ovejitas algodonadas
y sonidos encantados de arpas,
violines
y flautas.
Acumulan en bancos fantasmas
dólares inorgánicos
construidos en papel de alta calidad
que potencialmente
cuesta más
que el valor impreso en ellos.
Los más dormidos
caminan como si supieran algo
del mundo en el que habitan,
las pantallas no le permiten ver
la realidad que los rodea.
Solo saben respirar
por ser un acto involuntario,
si dependiera
el respiro de pensar
instantáneamente se sofocarían.
Poseen mentes que suenan
como motores viejos,
a falta de mantenimiento,
llenas de pensamientos inicuos,
perturbadas,
vacías,
rodeados de individuos
capaces de comerse
sus propios excrementos.
Un, dos, tres…
cuentan una y otra vez
los que retornan
al mundo de los sueños manipulados
y las promesas que nunca son cumplidas,
cuatro, cinco, seis…
vuelven a cerrar sus ojos otra vez
los que creyeron tener algo que ver.
Ilusos,
nunca podrán entender
que sueñan sueños entre sueños,
cuando despiertan,
se hunden más en la triste realidad
de sus superficiales vidas,
cierran sus ojos
y sueñan otra vez.
Siete…
los parpados pesados
no le dejan ver…
ocho…
si despiertan no sabrán
que hacer
si seguir dormidos
y aceptar la realidad
que tanto les ha costado construir
en el mundo de tus sueños,
o si enfrentar
la realidad de realidades
donde son insignificante
y a nadie le importan,
pues nunca fueron parte de nada
ni colaboraron,
ni se preocuparon,
ni siquiera valen la tinta que he gastado…
son nada.
Nueve y diez…
despierten de una vez,
joder…que el universo no espera.
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