Lluvias de Amor
Por Juan Fernández
Si el amor fuera tan tangible como la lluvia,
caminaríamos sonámbulos en sus mantos de rocío,
alzaríamos nuestras faces felices
al firmamento gris que hoy tanto rechazamos.
Quizás ni se hubiesen inventado los paraguas.
Fuéramos como flores en un jardín de seres humanos
y crecieran de nosotros miles de raíces vivas.
Los descansos fueran automáticos
cada vez que cayera la primera gota
de la primera lluvia de mayo.
Danzaríamos como locos en los días de sequía,
evocaríamos al dios de nuestros amores juveniles
para que nos regalen sus gotas de cariño.
Bailaríamos al compás de las gotas
cayendo en las tinajas rebozadas
de amor bajo los caños de nuestros techos de zinc.
Correríamos bajo la lluvia, como cuando fuimos niños
y beberíamos directamente de las nubes el amor
hasta embriagarnos.
Gracias por llenar con tus lluvias mis desiertos
y hacer que me nazcan flores donde antes solo crecían espinas.
Eres la tormenta que le ha dado sentido a mi vida.