Poema: Ojos de Ángel

Ojos de Ángel
Por Juan fernández


En una tarde eterna y sombría
de un inverno perenne e inclemente,
donde los copos fríos del dolor caían
sin perder acento,
mi alma levitaba sobre las voces
de los más profundos lamentos.

Tímidas, las sonrisas de aquellos,
que sin entender,
intentaban despedirse
de las estancias de un dispensario;
el ataúd viviente
de mis últimos asistidos respiros,
el entorno de mi muerte.

Accedía, con cada caída de mi pecho,
la realidad de una cruda despedida,
las lágrimas de mis seres queridos,
el dulce toque en mi faz de mi amada,
el recuerdo de una desplegada vida
sin una chispa de arrepentimientos.

En mis pensamientos,
podía revivir cada segundo de mi muerte,
la descarga de un arma sin alma,
el metal entrando a mi cuerpo,
el calor seguido de un intenso frío,
el suspender del tiempo,
la voz de Dios,
el silencio.

Entre las borrosas imágenes
de aquel cuarto impasible,
pude ver la tez de un ángel,
parado, solo, en una esquina;
sus pantalones cortados a la rodilla,
sus ojitos buscando un como y un porqué,
con miedo y confundido.

En la multitud,
sus ojos encontraron lo míos,
y pude escuchar la voz
de una cálida esperanza
y un aliento de vida;
leí, entre tanta gente,
en los labios de mi hijo
“papá, no te vayas”

Hoy, aquí estoy,
escribiendo un poema más
y a mi lado duerme
el ángel que me retornó a la vida.

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