El Voto del Dominicano en el Exterior
El voto es la más simple de las expresiones políticas a la que tiene derecho el ciudadano, debidamente registrado, para apoyar iniciativas, propuestas o candidatos, y con tal acción medir su opinión colectiva dentro de su estructura social. En otras palabras el voto es la voz principal de un pueblo.
Desde del año 1862, cuando en los Estados Unidos los militares pudieron ejercer su derecho al voto desde sus bases, el voto de los “ausentes” ha tenido un peso en la política de las sociedades de la que forman parte estos ciudadanos. Por ejemplo; en Nueva Zelanda sus ciudadanos podían registrarse para votar desde el exterior en 1890, y en Brazil desde el 1965. Luego Argentina inicio el proceso del voto del exterior en 1993. Cada país instituye sus pautas y mecanismos sobre cómo se desarrollarán sus elecciones. El voto es una necesidad básica, y un requisito elemental, para que un sistema gubernativo sea democrático.
Para el 1994, con la reforma a la Constitución, como resultado de las dificultades electorales que se originaron en torno a las elecciones presidenciales, se establecieron elementos innovadores en los principios electorales. En esta constitución se introdujo el concepto de la doble nacionalidad, y esta sirvió como base para establecer la necesidad de empoderar políticamente a los dominicanos del exterior, dando inicio a una serie de intercambios políticos que dan como resultado la promulgación la ley electoral 275-97 que introdujo la posibilidad de que los dominicanos pudieran votar en el exterior.
El artículo 82 de la ley electoral 275-97 establece que “los dominicanos residentes en el extranjero, en pleno ejercicio de sus derechos civiles y políticos, podrán ejercer el derecho al sufragio para elegir el presidente y vicepresidente de la República”. Sin embargo, no existían las condiciones prácticas para poner en efecto esta ley.
A mediados del 2003 la Junta Central Electoral, con el apoyo de los partidos políticos, organizaciones gubernamentales y sociales, inician el proceso de estructurar los mecanismos para que los dominicanos ausentes pudieran escoger su presidente en las elecciones del 2004. Esta ardua labor tomó diez años y cientos de intentos sin resultados para lograr la presencia política de una comunidad tan arraigada en su opinión socio-política como cualquier localidad en la República Dominicana.
La reforma a la Constitución de la República del 26 de enero de 2010, dio inicio a una nueva era de la expresión política de los dominicanos en el exterior: el derecho a contar con representación en el Congreso Nacional. A partir de la introducción del artículo 81 en la nueva Constitución, la diáspora podrá elegir sus representantes en la Cámara de Diputados.
En el 2004, después de una jornada incansable de esfuerzos para empadronar (cambio de dirección) los dominicanos residentes en el exterior para las elecciones presidenciales logramos el registro de más de 52 mil electores, representando cerca del 1% del voto universal nacional. Pero con la ayuda de los partidos políticos y la ejecución de campañas de concientización en el año 2008 logramos superar los 154 mil electores y para el 2012 se inscribieron para votar 328,649 electores, una cifra que supera casi todas las provincias del país.
Hoy los dominicanos que no residen en el país pueden ejercer su derecho a escoger y a ser escogidos desde 32 ciudades en 9 países. Los pioneros en estos procesos nos sentimos orgullos de nuestro aporte a la democracia universal de un país soberano. El futuro político de los dominicanos aún no ha llegado a su cima, nos falta mucho por luchar, tenemos obstáculos gigantescos que superar; reapertura de oficinas de la JCE, falta de incentivos sociales, disgregación de nuestros ciudadanos producto de la crisis global, entre otras. Pero somos dominicanos, ¡Superamos todo!
Estos avances electorales, y la visión de los líderes nacionales de la importancia de empoderar nuestros ciudadanos aptos para ejercer el voto donde estén presentes, han creado la plataforma vital para el desarrollo político de nuestras comunidades. Con estos adelantos se han creado puentes de la democracia nunca antes existentes, donde un ciudadano puede ejercer el voto y con este crear una voz dentro del seno de su sociedad de origen. No tengo dudas que en los próximos años duplicaremos el padrón de los dominicanos en el exterior, y proyectamos que para las elecciones del 2020 seremos una de las 3 provincias con más electores del país. Nuestra nación se merece que todos sus hijos e hijas, donde estén, formen parte de ella.
El voto es nuestra voz, el voto es nuestra fuerza.
Por Juan Fernández
El voto es la más simple de las expresiones políticas a la que tiene derecho el ciudadano, debidamente registrado, para apoyar iniciativas, propuestas o candidatos, y con tal acción medir su opinión colectiva dentro de su estructura social. En otras palabras el voto es la voz principal de un pueblo.
Desde del año 1862, cuando en los Estados Unidos los militares pudieron ejercer su derecho al voto desde sus bases, el voto de los “ausentes” ha tenido un peso en la política de las sociedades de la que forman parte estos ciudadanos. Por ejemplo; en Nueva Zelanda sus ciudadanos podían registrarse para votar desde el exterior en 1890, y en Brazil desde el 1965. Luego Argentina inicio el proceso del voto del exterior en 1993. Cada país instituye sus pautas y mecanismos sobre cómo se desarrollarán sus elecciones. El voto es una necesidad básica, y un requisito elemental, para que un sistema gubernativo sea democrático.
Para el 1994, con la reforma a la Constitución, como resultado de las dificultades electorales que se originaron en torno a las elecciones presidenciales, se establecieron elementos innovadores en los principios electorales. En esta constitución se introdujo el concepto de la doble nacionalidad, y esta sirvió como base para establecer la necesidad de empoderar políticamente a los dominicanos del exterior, dando inicio a una serie de intercambios políticos que dan como resultado la promulgación la ley electoral 275-97 que introdujo la posibilidad de que los dominicanos pudieran votar en el exterior.
El artículo 82 de la ley electoral 275-97 establece que “los dominicanos residentes en el extranjero, en pleno ejercicio de sus derechos civiles y políticos, podrán ejercer el derecho al sufragio para elegir el presidente y vicepresidente de la República”. Sin embargo, no existían las condiciones prácticas para poner en efecto esta ley.
A mediados del 2003 la Junta Central Electoral, con el apoyo de los partidos políticos, organizaciones gubernamentales y sociales, inician el proceso de estructurar los mecanismos para que los dominicanos ausentes pudieran escoger su presidente en las elecciones del 2004. Esta ardua labor tomó diez años y cientos de intentos sin resultados para lograr la presencia política de una comunidad tan arraigada en su opinión socio-política como cualquier localidad en la República Dominicana.
La reforma a la Constitución de la República del 26 de enero de 2010, dio inicio a una nueva era de la expresión política de los dominicanos en el exterior: el derecho a contar con representación en el Congreso Nacional. A partir de la introducción del artículo 81 en la nueva Constitución, la diáspora podrá elegir sus representantes en la Cámara de Diputados.
En el 2004, después de una jornada incansable de esfuerzos para empadronar (cambio de dirección) los dominicanos residentes en el exterior para las elecciones presidenciales logramos el registro de más de 52 mil electores, representando cerca del 1% del voto universal nacional. Pero con la ayuda de los partidos políticos y la ejecución de campañas de concientización en el año 2008 logramos superar los 154 mil electores y para el 2012 se inscribieron para votar 328,649 electores, una cifra que supera casi todas las provincias del país.
Hoy los dominicanos que no residen en el país pueden ejercer su derecho a escoger y a ser escogidos desde 32 ciudades en 9 países. Los pioneros en estos procesos nos sentimos orgullos de nuestro aporte a la democracia universal de un país soberano. El futuro político de los dominicanos aún no ha llegado a su cima, nos falta mucho por luchar, tenemos obstáculos gigantescos que superar; reapertura de oficinas de la JCE, falta de incentivos sociales, disgregación de nuestros ciudadanos producto de la crisis global, entre otras. Pero somos dominicanos, ¡Superamos todo!
Estos avances electorales, y la visión de los líderes nacionales de la importancia de empoderar nuestros ciudadanos aptos para ejercer el voto donde estén presentes, han creado la plataforma vital para el desarrollo político de nuestras comunidades. Con estos adelantos se han creado puentes de la democracia nunca antes existentes, donde un ciudadano puede ejercer el voto y con este crear una voz dentro del seno de su sociedad de origen. No tengo dudas que en los próximos años duplicaremos el padrón de los dominicanos en el exterior, y proyectamos que para las elecciones del 2020 seremos una de las 3 provincias con más electores del país. Nuestra nación se merece que todos sus hijos e hijas, donde estén, formen parte de ella.
El voto es nuestra voz, el voto es nuestra fuerza.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario