Juan Fernández
Los viejos marinos dicen que nunca podrás cambiar la dirección del viento, pero que puedes ajustar las velas para llegar a tu destino. Esta ley de la vida la vemos en efecto cada día en el mundo de la política. Algunos ajustan y prosperan, otros quedan destruidos.
Con los años vamos creando pequeñas naves circulares preferenciales y se nos olvidan los demás. Cuando tratamos de llegarles, en tiempos de campaña o porque los necesitamos, ya no podemos contar con ellos. En el mejor de los casos se han anexado a otro dirigente que le da calor y que atiende sus necesidades, en el peor, se nos van a otro partido y allí, por poco que haga, se lo celebran…porque en esencia de eso se trata, nos ganaron un voto.
Algunos construimos barcos pequeños que no resisten nada, ni una brisa, otros, ingenieros de sus propios navíos, crean maquinarias con velas, motores y hasta remos, por si acaso. Pero al final, cuando llega la tormenta, y los vientos electorales soplan, como si fueran enviados desde la oposición, entonces vemos nuestras velas caer y simplemente no tenemos a nadie que nos ayude a remar.
El reto es ajustar las velas; ¿Cuáles velas?
La que nos permite llegar a nuestras comunidades; las que nos permiten entender situaciones y crear empatía; las que nos permiten conversar con la gente, pero mejor, la que nos permite escucharlos. Pero también las que nos permiten crear programas sociales basados en la necesidad del pueblo; las que nos permite pensar fuera de lo común y encontrar soluciones.
Las velas de pensar que debemos servirle a nuestro pueblo, no servirnos de ellos.
En las próximas semanas vamos a empezar a trabajar con la comunidad, ajustar nuestras velas…Únete, intégrate, planifica y ejecuta.
Si deseas saber más de cómo puedes empezar a unirte e integrarte escribe un comentario.
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