Poema: Maletas de Olvido

Maletas de Olvido
Por Juan Fernández
Nací en la sala fría de una aduana extranjera,
en un aeropuerto impasible e indiferente,
dentro de una maleta de piel, casi perdida,
repleta, hasta brotar, de esperanzas nobles,
marcada claramente por una moña roja,
llena de sueños y pensamientos de olvido.

Fui engendrado tras una noche precoz,
consumida con pasión, pero de prisa,
como viven los anhelos del pobre, sin fin,
después de la euforia de varias promesas
vilmente, infamemente, vendidas,
por elementos que miden sin juicio
el porvenir de tantas de mis gentes.

Crecí, entre caminos, sin saber nada de nadie,
ni siquiera de los ordinarios puntos cardinales,
atestado entre las disputas de dos lenguas extrañas,
sin poder desarrollar una propiamente mía,
dando vueltas en la brújula perpetua de la vida,
con mis pies descalzos en un norte frío,
con una mano temblorosa en el lejano oeste,
un oído en la esquina de un sur dormido, pero ardiente,
la mirada en todas partes, jugueteando en el este
y el corazón palpitando, sin saber porque,
en una isla sembrada en el centro del universo.

Traté de vivir el día a día con los míos, en paz,
en un país extraño y ajeno preñado de guerras,
entre clínicas de locos y camisas de fuerzas
de un sistema que solo sabe parir mil tristezas.

El afán de mi gente lo veo cada día arrastrado
en los rieles de un tren ruidoso, sucio y vacío,
que viaja en el círculo viciado de olvido ,
repleto de sonámbulos vivos, pero incoherentes,
que arrastran en sus colas sus días vividos.

Despacio fui muriendo entre viajes y maletas,
entre los abusos y tropiezos, todos míos.
Con el tiempo encontré mi norte, mi destino,
y el sur fue lentamente fue ocupando su lugar,
detrás de mi y el porvenir de mi gente,
la islita caribeña donde nacieron los míos
se fue convirtiendo en isla de fantasías.

La maleta de piel, hoy muy vieja, donde nací,
aún está allí guardada, en la esquina más oscura
de un apartamento lleno de recuerdos y frío,
aun cargada de miles de sueños sin cumplir.
Con mi ultimo respiro, según cierro mis ojos,
dejo trillado el paso de los sueños perdidos
de los que hoy, felices, como nací,
acaban de llegar arrastrando sus maletas de olvido.

Poema: Una Gota de Lluvia

Por Juan Fernández


Eres un enorme diluvio de devoción
en mis largas noches de desconciertos;
un manto suave de toques en silencio
encerrado en un murmullo de reflexiones.
Permanente baño de dulces miradas
que flotan entre la cortina de un beso
y la ducha del descubrimiento de tu cuerpo.

Eres un brillante temporal de emociones;
llevas mis emociones de norte a sur,
mis pensamientos de este a oeste,
sin límites, sin intención de parar.
Como ejercicio cardiovascular del aliento,
flotando callada entre el amor y la ternura.
Me navegas como un viejo barco pesquero
entre los sístoles interminables de tu alma
y los diástoles agonizantes de tu palabras.

Eres precipitación lenta, pero incansable
fracciones líquidas de compresión y entrega;
constante e invariable.
Sutil en tus más profundas contrariedades,
Un mar profundo de emociones desconocidas
que no pretendo entender.
Esclavo de tus toques y prisionero de un te quiero.

Eres roció matutino después de una noche de calor;
bienvenida en el rostro cansado de un te suspiro.
Gotas horizontales en un mundo vertical
de emociones que pocos viven.

Eres lluvia fresca en mi jardín de flores secas;
el sol encerrado y el universo en una tormenta.
Sentido de vida englobado en chispas transparentes.
Razón de existencia espiritual.

Un te amo en una gota de lluvia.

Gracias por permitirme compartir un respiro contigo.

Poema: Entre Luciérnagas y Planetas


Por Juan Fernández

Bajo las luces escépticas
de las serenas claraboyas
de mi taciturna razón,
aquellas que flotan entre mis aspiraciones
y mis firmes ilusiones,
vuelan, entre parpadeos,
las luciérnagas de mis sentimientos.
Cada una con su propia luz,
algunas delicadas, azules e indiferentes,
otras rojas y candentes,
como electrones perdidos,
orbitando en la circunferencia
del núcleo de mis sutiles esperanzas.

No pretendo llenar la distancia
entre las lumbreras de mi mar
con promesas ni compromisos
de futuros que no tengo,
ni pretendo con mis apetencias
crear tentáculos que no sirvan
para sujetas ni un respiro.
No se trata de lograr
el control dañino de la libertad
y la inocencia,
sino el despertar de la conciencia
y la evocación de un futuro distinto,
mejor, estoico.

Yo nací para ver mis pensamientos
volar en el cielo nocturno,
iluminado por la luz de las boyas
de mi conciencia,
por las señales claras de mi entendimiento
y el eterno afán de lograr mis metas.

Yo nací para crear,
para cambiar de opinión con el convencimiento,
para ser autosuficiente
y para lograr que de mis pies nazcan raíces,
de mis brazos alas, para volar
y cuando decida aterrizar
sembrar mi presencia
y que mis poros nazcan frutos.

Soy mi luz, mi agua y mi tierra.
Nací para respetar los otros cuerpos celestes
en el universo de la conciencia,
la paz y el amor.

Acompáñame con tus lunas y tus soles
a crear el espacio que nos merecemos.

¿Cuánto tiempo vas a durar aceptando
el universo incierto de los demás?

Traigo un Ramillete

Por Juan Fernández

Una hoja más de un calendario que no tiene fin o simplemente no tiene tregua. Las metas duermen apagadas en un ciclo eterno de espera, rodeadas de satisfacciones aceleradas de adictos al olvido. Los pensamientos se relegan y los deseos se arrastran como cadenas de condena de una lucha contra el tiempo. El año cierra sin sorpresas su espejismo perpetuo y diciembre se desvanece en las brisas de un enero.

El año quedó sutilmente y frío pintado en acuarelas en un lienzo maltratado de sonrisas de un deseo. Los pinceles y espátulas de los planes y proyectos descansan en un frasco de las aguas del olvido. El año, como estrella fugaz de un firmamento escondido, arrastrando ilusiones de niños, pasa sin meditar, como pasan los momentos vacíos de fiestas y villancicos.

De un enero a diciembre y un millar de caminos que nunca son recorridos, como el trineo en la nieve de una foto de tarjeta de un invierno de cine. Los sueños de mi gente se pierde entre alcohol, manzanas y vino, entre bachata y el ritmo de tambores de pesadilla disfrazadas de sonrisas y bailes de romance de caderas y rodillas de lombrices. “Traigo un ramillete”, gritan las bocinas de un aparato infernal creado para mermar las esperanzas frustradas una familia que disfruta la Navidad que nos venden en bolas de cristal, llena de agua y nieve artificial.

A lo lejos se escuchan voces de los que traen las noticias del cierre de un año que parecía que nunca iba a acabar, la brisa del enero se escurre entre los edificios y arrastra un torbellino de navajas y agujas punzantes diseñadas para un castigo. Los abrigos no quitan el frío que dejan el escape de los sueños de un año viejo sin completar. En el vuelo de llegada no te brindaron las papistas azules de nuestra verdad e injusticias, sino de veneno disfrazado funditas de maní y golosinas. “Ven disfruta tu Navidad”, te decían, gasta el ahorro que no hiciste, el nuevo año será mejor, y si no es así, olvídate que todo se resuelve.

Yo no puedo escuchar las campañas de Belén, en mi barrio las casas no tienen chimeneas y las galletas debajo del árbol solo atraen ratas y cucarachas. Las luces parpadeantes de las decoraciones de engaños no brillan destellos de realidades, sino que crean una pantalla de mentiras, una ciudad que castiga, un lobo feroz con un gorro rojo y una bolsa de mentiras.

¡Mira como suben las fotos a las redes sociales, parecen casi muñecas! Sus cuerpos mutilados llenos de cicatrices, son parte de la ilusión necesaria para esconder los descuidos, un cuerpo de fantasía y una mente podrida. El único libro en la casa de esta diva es una Biblia abierta en un salmo que nunca se cumple y siempre se olvida, el Señor no es pastor de quienes flotan en las nubes de las cortinas cerradas de un prostíbulo de años sin despedidas,

En unos días empezaremos un año más, otro círculo de mentiras, otra suscripción al gimnasio que se pierde, una dieta de cartón y contenidos de latas de químicos e ingredientes de azúcar, sal y una pizca de rojo número cinco. “Este año que viene será el tuyo”, te decían, mientras te vendían el plasma con el dinero que no tenías. “Este año será el mejor”, te vendían, mientras te cobraban el interés de un préstamo de pasajes de indiferencia. “Trabaja todo el año que en diciembre todo se arregla”, te ofrecían, mientras te azotaban con el látigo en las factorías. Mañana de llegará otra tarjeta de crédito sin límites para que te compres el sofá de piel que tanto has querido. Donde te acostaras cansada a que un televisor te vea dormida.

En unos días se acaba este año y va dejando cicatrices en la espalda desnuda de mi gente, los golpes y desilusiones son tan repetidos que ya no sabemos sin castigos o caricias, nos hemos convertido en masoquistas de la vida.

En unos días se acaba el año, le he pedido a santa una caja conciencia y dos puñados de ilusiones nuevas; una de educación para mí y los míos, y otra de entendimiento. A los reyes le pedí paciencia, análisis y crítica en el pensamiento, ya el oro, mirra e incienso de los otros años no surge el mismo efecto, creo que ya no sirven. A la vieja Belén le pedí un reloj de arena con el que marcaré el cumplimiento de nuestras metas, cuando caiga el último granito evaluaré mis retos. Este nuevo año no será uno más si así yo lo deseo,

¡Feliz Año Nuevo! Shhhhh cuidado si te despierta.

Las Proles de Ayiti

Por Juan Fernández


Caminando por las arterias pavimentadas del laberinto de cemento y metal fruncido de mi urbe inerme, puedo auscultar, sin esfuerzos, los pensamientos más tenues de las proles de Ayiti. Se esconden del frio castigador del norte y la soledad, el vacío, de un millar de frágiles recuerdos de sol, arena y caricias, bajo las lluvias de mayo arrastradas en barlovento, un recuerdo cada día más lejano, cada día más incierto.

Enclavados en las bardas de deseos de las pulverizadas ideologías de las mentes brillantes de los llamados “ausentes”. Emanando de sus testas imágenes divinas de lo que puede ser; sueños de retornos épicos plasmados en sus imaginaciones como si fueran películas del cine glorioso de sus utopías. Despacio pasa el tiempo, como si fuera una brisa, golpeándonos en la espalda, arrastrando nuestros anhelos los vestigios rasgados de infancias en los campos, de las sonrisas que se convirtieron en desconsuelos. Copos de inspiraciones que se queman en descuidos.

Pero los inviernos más protervos e imperdonables, aun aquí, en este país que nos brinda opciones de melancolías y expectativas de escindes vidas, de dolencias crónicas, donde las metas se liquidan décadas después del olvido. Aun aquí, los inviernos se terminan y las primaveras inician, las flores crecen y las lágrimas se disipan.

Caminando por las venas de la línea recta del sendero urgente de la vida. Toma un paso que te lleve al cielo aunque sean de tus propias quimeras. Algún día, cuando todo sea parte de nada y la única memoria sea el suelo de Ayiti, brindaremos por los nuestros en las noches más oscuras y pensaremos en la tierra, en hojas de palmas frotadas por el viento y en el sol pintado en nuestros recuerdos.

Seguiré siendo dominicano sin importar el lugar donde pisen mis pies y quién me preste el oxígeno que consumo, aquí lo pago con intereses. Vivo orgulloso de ser quien soy, de mi herencia, parte de algo más grande que yo; una patria libre, pues no permitiremos que se hunda la isla.

Respiro y con mi respiro me lleno de vida.





Poema: Quiero el Sabor de tu Cuerpo

Por Juan Fernández



Muere despacio conmigo en las noches, mujer,

la muerte eterna de mis amores tan vivos,

despierta en las mañanas frías en mis brazos,

como la diosa sagrada de mis colmados ardores.


Duerme bañada en mis íntimas efusiones, mujer,

en el silencio de los gemidos de mis pasiones,

dame la vida en un beso eterno de emociones

muere conmigo, pues en la muerte encontrarás la vida.


Yo no te brindo tesoros, te brindo mi vida.

Poema Corazones en Oleos

Por Juan Fernández

He pintado miles de sangrientos corazones
en rocas del mar de incontables inquietudes,
con los matices resplandecientes de tonos
disipados extraídos de mis venas,
pintados con pinceles de piel y palabras.

He buscado en el éter figuras perdidas
en las nubes copiosas de las tardes
de calurosos y ardientes veranos
acostado en la paja de un bosque de cristal y
resonancias olvidadas en mis recuerdos.

Un millar de vidas limitadas sembradas
en la fertilidad de mis ilimitados abandonos;
algunas creciendo con raíces de metal
en el delicado cielo de mis estremecimientos;
otras marchitas y profundamente marcadas
por las más talantes de las tristes despedidas.

Todas partes de mí,
semillas que germinan en el polvo de mi existencia.

En las mañanas de los días más soleados
de mis tiempos quebrantados más oscuros,
cuando las estrellas se convierten en sal
desplegada en un paño negro de autobiografías y memorias,
me aferro de los tentáculos que he creado
entre respiro de melodías desconocidas
de instrumentos aéreos aun no creados
con sonidos fantasmas nunca escuchados.

Amo en colores pasteles que no existen.
cierro los ojos y brotan de mi alma bocetos
que no viven, que sólo esperan que tome el pincel
y empiece a pintar mis corazones en oleos
en el lienzo blanco del universo de mi existencia.

Poema: Marcados por Segundos

Por Juan Fernández

La vida es un reloj atómico
sin manecillas,
rota al compás
de nuestras más distraídas decisiones,
marcando las horas,
lentamente,
de nuestras exasperadas existencias;
cortas o largas, no importa;
sabias o torpes, no importa si importa;
blancas o negras, ¡qué importa!;
puras o malditas, ¡menos!

El reloj no es una variable
con la que podemos divertirnos,
es la constante con la que medimos,
en dolor,
muchas veces en angustia,
nuestros errores del minuto,
sangrando por segundos.

Queramos o no,
la vida nos convierte en garabatos,
nos pasa cuenta por cada lapso consumido,
como si fueran prestados,
con intereses agotados en castigos.

Queramos o no,
la vida,
como el reloj,
no se detiene a esperar
que nuestras decisiones sean
puras, sabias y correctas.

Ella sigue.

El tictoc no se detiene a esperar
que nuestra subsistencia no duela.

El reloj no juzga ni castiga,
sólo cuenta nuestros decretos universales,
marcando, para siempre, nuestras vidas.

Poema: Sólo Queremos Educación

Por Juan Fernández

Podrán intentar enmudecer
a golpes mis palabras,
que son expresión del dolor
extinto de los míos,
a los que les pesan la razón,
el alma y la conciencia,
pero mi silencio,
aunque a miles de gritos,
es lamento,
como las penas cargadas
a latigazos por el viento,
soy esclavo de mis palabras
destrozadas y mis sigilos,
amo del silencio tenebroso
y gris de mis alaridos.

Con las teclas llenas de espinas
pegadas de mis dedos
con un lápiz sin carbón o una pluma,
hasta sin tinta,
escribiré, sin descansar,
de nuestro mal cada lamento,
del bien de los engaños
sus imperecederas aflicciones,
como un barco perdido a la deriva
que hasta sin las velas
navega las aguas de un mar
de atraso arrastrado por las olas.

Mi gente muere en silencio de sed,
de hambre e inconsciencia
en un país donde el agua,
el alimento y la conciencia sobra.
Es como el que se ahoga
por exceso de agua en un desierto
o el que se pierde sin rumbo
cierto hasta en su sombra.
Caminamos el camino de la verdad
y la luz, sin orientación,
cubiertos por el manto pesado
y doloroso de la noche oscura,
no podemos ver, aunque queremos,
a través de ojos turbios.

Mueren por carecer del agua de lectura,
del pan de la cordura
y el sabor de vida eterna
que da el discernimiento y la razón,
mientras otros flotan en el manjar
apetitoso del saber oportuno,
luchando cada día por mantenernos
en la oscuridad y la inopia.

Yo no quiero nada de nadie,
ni prestado, robado, ni vendido,
sólo quiero que no nos dejen olvidados
y solos en la penumbra
mendigando disipados
letras de un alfabeto lleno de mentiras
escrito con la tinta indolente
de la opresión y el abandono.

Sólo queremos educación,
por el resto luchamos nosotros mismos.



Poema: El Aire Que Respiras

Por Juan Fernández
Para la mujer que me permite verla sus sueños.

Respiras por las noches
el respiro de los ángeles,
como las notas de una delicada canción
al inicio de una sonata.
El aire que respiras lo respiro prestado
y lo puedo tocar, nota por nota,
como la melodía de una expresión,
como si el aire que respiras.

Son las huellas de tus pechos
cánticos celestiales de cientos de voces divinas
y puedo escucharlas en el silencio de esta noche,
como las gotas del rocío, o lágrimas de una sonrisa.
Puedo hacer de tu vida un sueño que no termine
o puedo hacer de tus sueños la vida por la que vives.

Respiras por las noches la tranquilidad
que con amor hemos construido.
Este aire tuyo y mío,
construido como hojas de un árbol de verano
o los pétalos de una flor en primavera.

Simplemente sigue respirando
y véndeme un día más de la razón por la que vivimos.

¿Por qué existen los equipos de trabajo dentro de un partido político?

Por Juan Fernández

Los equipos de trabajo son necesarios para lograr metas específicas; para fomentar el compañerismo; para generar entusiasmo común entre los integrantes; para brindar apoyo…esta lista puede ser casi infinita, hasta en la naturaleza las especies con propósitos en común se unen en coaliciones simbióticas que permiten alcanzar colofones con mayor facilidad.

Los equipos de trabajo más efectivos son los que determinan reglas claras de acción y comportamiento, pero además, cuando crean métodos de trabajo que les permiten crear tácticas y, con estas, estrategias, que les lleva a un triunfo seguro que pueda ser evaluado. Creando con esto una estrategia global que delimita las tácticas, las cuales demarcan las acciones, y en cada paso evaluando los resultados y creando mejoras a través de la crítica y auto-crítica. Esta es la esencia de un partido efectivo en el siglo XXI.

La fuerza generada por una coalición de este tipo se expresa en la solidaridad y el sentido de pertenencia al equipo que manifiestan sus integrantes. Mientras más estable es la coalición mayor será el compartimiento de valores, actitudes y normas de conducta comunes entre sus miembros.

El trabajo en equipo se traduce a un beneficio colectivo para todos los miembros involucrados. Nos trae más satisfacción, nos hace más sociables y nos permite crear mecanismos de respeto y colaboración con nuestros compañeros, los cuales fueran menos satisfactorios si el trabajo fuera individual.

En el ámbito laborar tanto como en la política, los individuos se unen en equipos que persiguen metas en común. Por lo general estos equipos se unen transitoriamente y algunos miembros se separan terminada la meta, esto es normal. En la política es vital mantener relaciones sanas con todos los miembros de todos los equipos de trabajo, pues estas coaliciones son mutantes y las metas de la organización pueden llevar a integrantes de varios equipos a unirse por el interés de una meta en común, esto es también lo normal y saludable.

No debemos permitir que los miembros de los diferentes equipos internos del partido caigan en confrontaciones innecesarias, ni disputas personales, esto genera una negatividad ambiental dentro de la organización y violenta la armonía vital que nos permitirá, en el futuro, trabajar unidos, todos, para llevar nuestros candidatos a las posiciones nacionales por la que tanto luchamos, ¡no podemos llegar tan bajo como para caernos a sillazos!

En conclusión, aunque el PLD en Nueva York es una seccional altamente unida, lo normal es que en nuestros congresos internos nos unamos en diversos equipos de trabajo para lograr metas en común con otros equipos que persiguen lo mismo, y creemos coaliciones sanas y fructíferas, pero todos debemos entender que, como partido político, la meta general es unirnos después del congreso para apoyar a los candidatos escogidos en sus nuevas funciones para mantener nuestro partido en la dirección del país.

Servimos a nuestro Partido porque nacimos para servir a nuestro pueblo.

La Lectura Como Vía de Progreso

Por Juan Fernández


En las sociedades complejas de hoy la lectura es una necesidad elemental, nos da la capacidad de explorar nuevas ideas. La lectura transciende el tiempo y la distancia…por ejemplo; yo estoy escribiendo este párrafo en un avión de Santiago a Nueva York el 24 de marzo del 2013 a las 10:26pm, pero lo más probable es que usted lo esté leyendo unos días después, sin embargo, por don de la lectura usted y yo estamos compartiendo este corto escrito en el mismo lugar y a la misma hora, la magia de la lectura nos unió, es como viajar en el tiempo.

¿Cuál es la peor parte? Ya 70% de los que iniciaron esta lectura no están leyendo este párrafo. Ese es el reto de las comunidades en crecimiento, buscar la forma de que nuestros ciudadanos lean por el placer de adquirir nueva información, por el goce de explorar lo desconocido, por el encanto de compartir con los demás.

Para el tercer párrafo ya el 80% se nos fue, usted y yo somos parte de un grupo privilegiado que puede mantener la paz mental para leer. Charles W. Elio decía que los libros son los amigos silentes que nos acompañan siempre, los mejores consejeros y los profesores más pacientes. Yo agrego que estos pueden convertirse en escape, en soluciones y en creadores de sueños.

Ya perdimos un 5% más. La lectura es, además, la herramienta número uno de la preparación a la acción, no existe nada más eficaz que escribir las ideas para convertirlas en acción, planes en hechos y sueños en realidades. La lógica es simple; Lee, Aprende, Haz y Logra. Esta es la base del crecimiento continuo, del desarrollo de las sociedades. Estos pasos son la esencia del progreso.

En la naturaleza existe un animal que en su forma primitiva es más inteligente que el hombre en su estado prehistórico; el pulpo. Este animal tiene una capacidad increíble de aprender, de cazar, de escapar, de predecir…pero su desperfecto es que nace solo y muere sin compartir su conocimiento. Son nómadas solitarios que no pueden aprender de nadie porque simplemente no hay nadie que les enseñe. La lectura es la forma como aprendemos de los demás, es como ganamos experiencia sin necesidad de vivir los tropiezos. La lectura, como forma de comunicación, nos permite absorber el conocimiento de toda una gama de expertos que ponen su discernimiento y experiencia a nuestra disposición. (Otro 5%, ya sólo quedamos 10% de los que iniciamos).

Al leer aprendemos más de nuestro propio idioma, y nos comunicaremos mejor, esto no requiere que oscilemos nuestros tímpanos, ni apartemos nuestras belfas, es tan sencillo que ni siquiera requiere que usemos nuestros fanales biológicos. En otras palabras, para leer no necesitamos ni oír, ni hablar, ni siquiera ver. Pero que rico es poder comunicar nuestras ideas con claridad. (Con este último párrafo perdimos otro 3%, pero usted y yo estamos aquí, ya casi terminamos, sino me quedo solo).

La lectura nos invita al silencio, y el silencio activa en nuestro cerebro conexiones neurológicas que nos permiten explorar las ideas más a fondo. Algunos dicen que el silencio es la voz de Dios, que sólo cuando estamos en silencio absoluto podemos escuchar nuestro corazón y con los latidos generamos una constante rítmica que nos induce al desprendimiento de las limitaciones. La lectura es una forma moderna de meditación práctica.

Las sociedades que no incentivan la lectura tienen que vender sus recursos a otros que han aprendido y se han especializado, este es el caso de nuestro país, que al carecer de especialistas en algunas áreas tenemos que dejar que otros vengan a explotar nuestros recursos. Es el precio que pagamos por la ignorancia, y el único remedio contra esta es la educación. Es la lectura es la herramienta principal para verdaderamente liberar las sociedades, es la que nos permite desarrollar la comunicación básica para crecer. Nuestra sociedad necesita de líderes capacitados, de hombres y mujeres entregados a una meta de crecimiento cultural, que nos ayuden a crear un futuro del que nos podamos sentir orgulloso. Pero ahora que son niños y jóvenes busquemos la forma de que lean, necesitamos más libros, o tabletas electrónicas y menos televisores.

En este punto ya sólo quedamos usted y yo, pero después de todo yo escribí este artículo para usted. 

Gracias por quedarse conmigo.

La Diferencia entre Estrategias y Tácticas

Por Juan Fernández

A través de los años he tenido que explicar a mis empleados los beneficios de pensar “estratégicamente” y generar “tácticas” de ejecución que conduzcan al triunfo de las metas. Como director de un equipo de 844 empleados mi propósito principal es crear un modelo de triunfo para todos mis empleados y lograr que mi empresa los promueva. El triunfo de mis empleados es también mío.


En este pequeño escrito vamos a delinear las diferencias centrales de estos dos aspectos vitales para el triunfo de todo proyecto, incluso congresos, campañas electorales, creación de métodos de trabajo y más. Anoche intercambié con unos compañeros sobre este tópico y les prometí que se lo enviaría por escrito. El PLD necesita de estrategias específicas para poder lograr mantenernos en el gobierno, pero los estrategas del partido necesitan el diseño de tácticas efectivas que les permita realizar proyectos y cumplir metas. Veamos de qué se trata:

Propósito: Las estrategias identifican las metas generales, mientras que las tácticas utilizan recursos para logar lo particular.

Roles: Los estrategas conocen y dirigen los recursos del partido con el fin de mantener todas las partes que ayuden a lograr la meta trabajando unidos, mientras que los tácticos se convierten en expertos de áreas específicas y convierten la visión en acciones determinadas.

Responsabilidad: Los estrategas son responsables por el plan general y la evaluación de las etapas de la planificación. Los tácticos son responsables de las claves específicas del plan.

Rango: Las estrategias toman en consideración todo lo que afecte el plan, lo positivo tanto como lo negativo. Las competencias, los opositores, los riesgos de seguridad. Las tácticas usan la menor cantidad de recursos para completar una tarea asignada.

Tiempo: Las estrategias se crean a largo plazo, desde el inicio hasta el logro de la meta. Las tácticas son a corto plazo con fechas delimitadas.

Método: Las estrategias son horizontales (general) se valen de experiencias, investigaciones, análisis, pensamiento, crítica, evaluación y comunicación efectiva. Las tácticas son verticales (particular) se valen de prácticas, planes, procedimientos, reglas, equipos, asignaciones y mensajes directos.

Resultados: Las estrategias generan metas, rutas a seguir, guías, medidas evaluativas. Las tácticas generan logros específicos, herramientas, formularios, data, identificación de destrezas de los miembros.

Los estrategas diseñan la visión, los tácticos diseñan la ejecución. Ambos son necesarios, cerebro y músculo. Planificación y Ejecución.

Ejemplifiquemos:

Estrategia: Convertirnos líderes jóvenes en nuestra comunidad.

Táctica: Creación de actividades comunitarias, creación de foros de intercambios sociales, creación de centros educativos.

Estrategia: Aumentar el registro de empadronados en el exterior.

Táctica: Colaborar con la JCE para iniciar el proceso temprano. Localizar recursos en RD que nos faciliten el proceso de cedulación y actas necesarias. Educar un equipo técnico para apoyar los esfuerzos concentrados de empadronamiento.

Estrategia: Crear mejores métodos de comunicación interna para las convocatorias y diseminación de informaciones vitales

Táctica: Reactivar el departamento de cómputos, delegar funciones en una estructura orgánica, empoderar líderes locales para canalizar información.

PROPUESTA

Eduquemos a TODOS los miembros militantes del partido en la ejecución de tácticas (métodos de trabajo) vitales para el funcionamiento del partido y los procedimientos electorales que nos garanticen triunfos en las elecciones, a través de talleres, charlas, foros, conversatorios…

Identifiquemos los potenciales estrategas y maestros tácticos en las bases del partido para potencializar sus capacidades a través de planes de entrenamiento, a través de intercambios rutinarios, permitiéndole que expongan sus ideas.

Empoderemos nuestros miembros para convertirlos en dirigentes. Cuando eduquemos e identifiquemos material humano con cualidades específicas brindemos a estos la oportunidad de que puedan demostrar sus habilidades en plataformas internas para que se pulan antes de salir al público. Seamos líderes ayudando otros a convertirse también en líderes y expertos.

Nuestro presidente del PLD, el cro. Leonel, nos propuso una estrategia general: Convirtamos el PLD en una creadora de Presidentes. Mi propuesta táctica (particular) es que nos concentremos en educar y crear líderes para que el PLD tenga de donde escoger los futuros presidentes que nos conducirán a un mejor mañana.

Yo sueño con ver un vicepresidente escogido en el exterior en los próximos 20 años.
Yo sueño con ver un Secretario de la OEA y la ONU escogido en el exterior en los próximos 10 años.
Yo sueño con ver un Cónsul General nacido en la diáspora.
Yo sueño con ver un miembro del Comité Político del PLD del exterior antes del X congreso

Las tácticas para lograrlo están en nuestras manos.
¿y tú, en que sueñas dentro de este nuevo PLD?



Pensamieto: Barquitos de Papel

Barquitos de Papel
Por Juan Fernández

Corren, y se escapan, de mi mente mis deseos de cambios reales en mi entorno, aquí en “La Gran Manzana”, en la ciudad que me vio nacer. Corren como carritos, sin ruedas, con los que juega un niño, en una calle solitaria de una tarde gris. Algunos de esos deseos firmes y estables, otros desechos por el torrente de un manantial de situaciones incorregibles de un sistema sin cauce que termina en el mar de inquietudes y penas de mi gente. Hace años que se cayó de mi rostro el velo que lo cubría.

Vuelan, y a veces se esconden de mi mente, sueños de transformaciones socio-políticas; de emponderar a mis jóvenes, de respetar y aprender de mis viejos, de educación y mentirías. Vuelan mis sueños, como aves coloridas en un mundo lleno de nubes y fantasías. Algunos, como aves de rapiña, volando en círculos de olvidos, otros, como pequeñas y alegres golondrinas, voladoras pasajeras, en busca de una razón de ser, un porque para existir. Mi gente se pierde en las calles de sus miserias, y reciben un puñado de dólares para el olvido, otorgados por un sistema diseñado para que no levanten la cabeza, ni se eduquen y hablen, ni protesten.

Nadan de mi mente aspiraciones y metas de ver mi pueblo cambiar, como peces que han tenido que nadar contra corriente sin descanso toda la vida, como salmones embriagados por el deseo de multiplicarse, sin saber que al hacerlo llegarán a una muerte segura, a su fin. Nadando de sol a sol, consumiendo hasta la sangre de sus venas por la ilusión de un día sin problemas, que nunca llega.

Soy esclavo de un río turbio, frio y caudaloso, donde el pensamiento no es libre, donde mi gente se baña con el agua fría y hedionda del racismo, donde un latino no puede cantar ni el himno nacional sin qué le dilden de inadecuado. O say can you see...si vimos, ¡Qué asco!

El dolor lo puede comprar mi gente en una esquina, como si fuera aspirina, una mezcla de nicotina, heroína y alcohol. Las aves que una vez volaron alto en otros cielos, aquí reposan en las bocas de hambrientos cocodrilos, una simbiosis perfecta de inconsciencia, avaricia y poder que sólo lo rompe la educación.

Cierro los ojos, y respiro, puedo escuchar el caer de las cascadas del afán de mi gente, las lágrimas de una niña que no ha comido, la queja del padre al salir de su segundo trabajo y la mirada perdida de una madre soltera en su tercer embarazo del tercer irresponsable en su vida, puedo escuchar, a veces, el agua cayendo sobre piedras, otras sobre nubes y sol. Yo me pierdo en las calles del río de mis tormentos mientras camino y flotan en mis aguas y mis sueños los barquitos de papel de mis palabras y mis ilusiones, en busca de la corriente que limpiará la cunetas de mi ciudad podrida.

¿Podré luchar para ser el cambio que quiero ver?

Awakening a Community

By Juan Fernández


Every day I believe I’m wasting another chance to awake myself and everyone in my surroundings.
 
How do I make my community better, not only for me and my environment, but for my kids and their generation?

How do I keep myself from detaching of the previous generation and their dream of returning to their country? How do I engage with the next generation and while moving them forward I help them remember their ancestors?

Our community has a missing link.

The Latin-American community of community district 9 has been dormant for four decades, while we see other community undergo a “renaissance” and other a re-discover of essence, we haven’t even have the chance to wake up. We have a missing link. We are a community without grand parents. Orphans produced by our own environment.

We have finally achieved the stage where our children still have their grandfather around to tell them stories, our past, our times gone by and with such action past the burning torch to the next generation.

We have finally reached the point of having a bridging generation, mine, to link our kids with their grand parents. This is the moment to awake…today…now!

A community can only be awaken by it’s own members, with a group of leaders from it’s own making, not by launching forward into the next platform, but rather by keeping them around us long enough to see them develop and allowing them to shape and affect the next generation.

Over the years some individuals have been launched by our community with the goal to be the mast of our future navigation, however, they have evolved into hemophiliacs that bleed themselves to extinction without achieving the goal we thought they could deliver.

Awaking the Latino community of community district 9 is going to require some sacrifices, not by the springing of some natural leaders, like it’s happening in other Latino communities, but by creating a systematic series of “spins” that could start a social revolution.

Carta a mi Profesor

Por Juan Fernández

Que aunque no está físicamente conmigo, sigue siendo mi guía. Aunque llegué tarde a su partido diera todo por escucharlo otra vez. Lo escuché cuando era niño y no entendía nada, y ahora, que soy un hombre, ya un abuelo y entiendo menos, no está conmigo. Se la escribí después de una semana de actividades presuntuosas, acompañado de hipócritas; muchos sabiéndolo, algunos que están pero no saben porque, y otros, muy, pero muy, pocos que con sus miradas al suelo, llorando, apretaban sus labios para no reventar de todas las falacias y comentarios artificiales que emitían algunos que nunca conocieron a Don Juan, que sólo buscan un aplauso. El seguirá siendo mi guía, Mi Profesor Juan Bosch.


¡Saludos calurosos mi Profesor!

¡Ay amigo Juan! Si vieras como estamos, damos, aquí, y mucho más allá, pena. De los orgullosos Quisqueyanos y los treinta de Santiago, que defendieron tu patria, aquí, en esta, la otra isla que ocupamos, ya no queda nada. A veces pienso que nunca vino uno. Y si uno levanta la cabeza para hacer algo hay “treinta ineptos” que le agarran los pies para que esté al mismo nivel que ellos. ¡Dios nos libre de tratar de ser diferentes!

¡Ay amigo Juan! Sabes que te nos fuiste a destiempo, hoy es cuando más te necesitamos. Mi generación sabe poco de ti; ni de tu aporte, ni de tu afán y mucho menos de tu nobleza. Andamos con los pantalones mal puestos, como si le faltase tela. Yo peco por ignorancia, mi profesor, y los que saben por avaricia y torpeza.

¡Ay amigo Juan! ¡Qué ironía tan grande! Tu que pensaste que de esta urbe salía la nata de tu pueblo. Yo creo que si tú estuvieras de aquí sale hasta un presidente. Pero que va, nos hemos dejado invadir de gusanos y queresas, de aquellos que viven buscando las dádivas de cualquier gobierno, algo que tanto repudiaste. Parecen parásitos y prostitutas políticas que se acuestan con el mejor postor. Ya quedan pocos, muy poco de los tuyos.

¡Ay amigo Juan, si volviera el ’63 y yo, que no había nacido, pudiera escucharte hablar con firmeza! Quizás podría aprender algo de la verdadera política de cuadros, de los sistemas del mundo, ya aquí nadie enseña nada, los que queremos aprender no podemos y los que sabes están involucrados en otro mundo, como si fueran a vivir para siempre. ¡Cuando pagaría hoy yo por un Circulo de Estudios!

¡Ay amigo Juan! Prende por mí una vela y ponla en la ventana desde tu morada silente, tu que vives en mi alma por siempre, sírveme de guía doliente, ahora que puedo perderme. A mí me duele mi gente, ¡Ay amigo Juan! Yo, que al nacer tan lejos he tocado poco el suelo de tus valientes.

Para los de aquí soy de allá, y para los de allá soy de aquí. Ciudadano de dos mundos, amado claramente por ninguno. Todo por intereses. El de aquí porque pago impuestos, el de allá solo por el envío semanal de mis remesas. ¡Ay amigo Juan! Guíame, tu que viviste el dolor de ser un dominicano ausente.

¡Ay amigo Juan! Inspíranos desde las nubes para no destruir el instrumento político que nos dejaste, para ver si nos dedicamos a cumplir los retos que nos fijaste.

Me apena decirte que aún no somos libres, ¡Ay amigo Juan! Nos falta mucho.

Te extraño,


Juan Fernández,
tu alumno por siempre.

Las Resoluciones de Año Nuevo

Por Juan Fernández


¿Por qué nos trazamos metas inalcanzables? ¿Qué nos dice esta costumbre acerca de nosotros mismos?
Las más sencillas y comunes de nuestras resoluciones apuntan a mejorarnos: perder peso, ejercitarnos más, parar de tomar, aprender inglés o durar menos tiempo en Facebook. A mí me parece que esto es un reflejo de nuestra tendencia a no estar satisfechos con nosotros mismos, una forma de pensar que ocurre naturalmente en sociedades complejas, como la nuestra, repletas de condiciones que nos conducen a sentirnos inferiores; pero a la vez, tratamos de expresar nuestras esperanzas.

Hasta cierto punto, las resoluciones de principio de año son excusas para compensar por los descuidos del año anterior. Nuestras buenas intenciones son como licencias para las extravagancias de nuestros intereses comerciales con las que cerramos el año. Comemos y tomamos demasiado en diciembre y queremos adelgazar en enero; creamos ciclos perpetuos de doce meses donde acumulamos deseos y los fracasos de las ilusiones del año anterior.

Siglos atrás los sumerios iniciaban el año retornando a los demás las herramientas y cosas que habían tomado prestadas y pagando sus deudas. Quizás para ellos era más fácil; no tenían tarjetas de crédito, ni rentas tan excesivas, ni campañas tan complejas; pero el punto es válido…sus resoluciones eran obtenibles.

Los psicólogos creen que es mejor simplificar nuestras metas para cubrir todas las bases en un solo colofón: Aprenderé a jugar tenis (nuevo) para ponerme en forma (salud) y ganarle en algo a Gabriel (específico) sin humillarlo (moral).

Para evitar fracasar, debemos poner en nuestra lista resoluciones que realmente podamos lograr. Por ejemplo; “Voy a empadronar, mantener contacto y sacar a votar a 10 dominicanos para que mi partido mantenga mi país en el camino hacia el progreso”, en vez de proponerte que todo el que conoces va a hacerte ganar las elecciones. Al final, esta última meta se escapa de tu control.

Muchas de nuestras resoluciones están destinadas a fracasar y hacernos sentir que vamos perdiendo nuestra estima y sentirnos decaídos. Les propongo lo siguiente: en vez de llenar una lista de metas tontas, hagamos compromisos sencillos, de objetivos simples que podamos alcanzar y sentirnos satisfechos de lograr hacer lo que nos proponemos y cumplir las resoluciones que nos trazamos.

Poema: Te Necesitamos Hoy (Mamá Tingó)

Te Necesitamos Hoy
(Escrito a la Guerrera Mamá Tingó)

Por Juan Fernández

Las tierras de este campo de norte,
en este país frio y perdido que nos cobija,
necesitamos hoy tanto de ti,
de tu coraje y tu lucha para defender
nuestra siembra virtual y nuestra cultura
de un enemigo invisible
que cada vez nos arropa más.

Necesitamos tu visión de justicia
con la misma entrega que lo hiciste allá
en Yamasá, por los lados de Hato Viejo.

Tu Villa Mella querida, de la que tanto hablamos hoy día,
con sus elevados pilares de concreto modernos
y rieles de una locomotora veloz,
te vio nacer una noche de un noviembre sin fin
en medio de una década de inocentes canciones
en protesta de una invasión.
Así nació una guerrera del seno de una nación.


Siendo aún una niña de la vida
de un conuco de un suegro,
con la energía de un batallón,
a tus sesenta años un cobarde
se escondió para quitarte la vida,
y salió de su madriguera,
como un lobo feroz,
trabuco en mano, sin sentido,
y le temblaba la voz,
con tu machete lo enfrentaste
como una guerrera indómita,
símbolo de una patria
y leyenda de una nación.
Dos disparos mermaron tu cuerpo
pero no tu espíritu ni tu entrega.


Felipe y Jesús Maria quizás nunca entendieron
a quién unieron sus vidas,
pero al llevarte a Hato Mayor
despertaron una pueblo dormido.


Florinda Muñoz te decían,
los que nunca te entendieron
ni respetaron tu causa,
pero para mí siempre serás
un símbolo de respeto,
para mí siempre serás Mamá Tingo.

Poema: Mamá Dedé

Mamá Dedé
(Dedicado a Bélgica Adela "Dedé" Mirabal)
Por Juan Fernández

Hoy, un febrero callado,
de un año marcado
por la lucha de género,
Mamá Dedé,
te reúnes con tus mariposas
en la gloria,
pero seguirán viviendo
en nosotros tus crónicas,
como una guía latente del afán,
del respeto a la vida,
de la entrega a la familia
y de todo lo que puede fallar
si por ingenuidad olvidamos
nuestra historia.


Una vez escuché tu voz,
una tarde de un mayo cualquiera,
y vi en tus ojos las lágrimas
de una leyenda que no viví,
pero que está enterrada,
como un puñal, en mis entrañas.

Por mi sangre corren tus palabras,
Mamá Dedé,
y mil imágenes evocadas de tus ideas,
tus mensajes y el recuerdo latente
de tus queridas mariposas.


No te preocupes,
Mamá Dedé,
inicia tu viaje tranquila,
que tus palabras cayeron en tierra fértil,
seguiremos batallando la lucha justa,
como nos enseñaste.
Quizás nos falta crecer
como nación para aprender
a respetar la memoria de tus aspiraciones,
de tus sueños y tus reflexiones,
pero valemos la pena,
seguiremos pintando el cielo de mariposas,
allí en tu jardín,
donde las flores son sonrisas
y los pétalos sueños de arcoíris y sol.


Hoy te crecieron alas,
Mamá Dedé,
y te convertiste, tú también,
en una de nuestras Mariposas.

Vivirás para siempre en nuestros corazones.

Ajusta Tus Velas

Juan Fernández


Los viejos marinos dicen que nunca podrás cambiar la dirección del viento, pero que puedes ajustar las velas para llegar a tu destino. Esta ley de la vida la vemos en efecto cada día en el mundo de la política. Algunos ajustan y prosperan, otros quedan destruidos.

Con los años vamos creando pequeñas naves circulares preferenciales y se nos olvidan los demás. Cuando tratamos de llegarles, en tiempos de campaña o porque los necesitamos, ya no podemos contar con ellos. En el mejor de los casos se han anexado a otro dirigente que le da calor y que atiende sus necesidades, en el peor, se nos van a otro partido y allí, por poco que haga, se lo celebran…porque en esencia de eso se trata, nos ganaron un voto.

Algunos construimos barcos pequeños que no resisten nada, ni una brisa, otros, ingenieros de sus propios navíos, crean maquinarias con velas, motores y hasta remos, por si acaso. Pero al final, cuando llega la tormenta, y los vientos electorales soplan, como si fueran enviados desde la oposición, entonces vemos nuestras velas caer y simplemente no tenemos a nadie que nos ayude a remar.

El reto es ajustar las velas; ¿Cuáles velas?

La que nos permite llegar a nuestras comunidades; las que nos permiten entender situaciones y crear empatía; las que nos permiten conversar con la gente, pero mejor, la que nos permite escucharlos. Pero también las que nos permiten crear programas sociales basados en la necesidad del pueblo; las que nos permite pensar fuera de lo común y encontrar soluciones.

Las velas de pensar que debemos servirle a nuestro pueblo, no servirnos de ellos.

En las próximas semanas vamos a empezar a trabajar con la comunidad, ajustar nuestras velas…Únete, intégrate, planifica y ejecuta.
Si deseas saber más de cómo puedes empezar a unirte e integrarte escribe un comentario.

Cuento: Momentos Eternos

Juan Fernandez © 2013

La noche de anoche fue sempiterna, en el paralelismo de la gnosis, los menesteres diarios y el tambor retumbante de las preocupaciones hicieron de mis sueños añicos. Al sonar el despertador fue como una burla más de la ironía de la vida, una bofetada por la falta de sueño, otra por la responsabilidad de la pobreza. El judío para quien trabajo no le importa si pernocto o no, solo que al llegar la mañana mi asiento debe tener un trasero en él. Creo que fui creado para que mi trasero formara parte de una corte celestial, pero la responsabilidad de mis tres hijos me obliga a olvidar las nubes y buscar en las raíces de mi realidad su sustento. Sin remordimiento me siento en la cama pero dejo mis ojos cerrados, como para extender la posibilidad de olvidar el mundo.
Después de levantar el reloj que había volado, intencionalmente, entre mi mesita de noche y una alfombra que mi esposa había comprado para no tirar los pies directamente al piso frío en las madrugadas, arrastré mis pies hasta el baño, como arte de magia la distancia entre los dos cuarto se había triplicado, y las pulgadas se convirtieron en metros, pero mi conciencia me recordaba que vivo en Nueva York y la magia no me ayuda a cambiar la realidad de las distancias de los pequeños apartamentos de mi ciudad. El pago de la renta aumenta cada año, pero el espacio físico es siempre el mismo.
Los pies estaban pegados del piso, y levantarlos para entrar a la bañera revestida de porcelana blanca requirió de la ayuda de mis brazos. En el fondo podía escuchar a mi esposa preparar el café, abrí finalmente los ojos para no quemarme, fue entonces que todo se volvió gris, al tomar mi cepillo noté que el de ella no estaba junto al mío, cerré la ducha y escuché para asegurarme que ella aún estaba conmigo. Parece que estar despierto requiere cierto grado de conciencia que yo desconocía, despacio el lado izquierdo del cerebro buscó como alinearse con el derecho, y los ojos, que como si fuera un camaleón, apuntaban asimétricos a todas las direcciones. “¿Qué pasa aquí?” fue lo único que pude pensar, aun el pensamiento no se había encontrado con la conciencia, la falta de sueño y el estrés eran su dueño.
Tomé la toalla y empecé a secarme, el agua fría me había concientizado un poco, pero la imagen que vi en el espejo me hizo cerrar los ojos otra vez; “Diablo, por eso se fue”, pensé, burlándome un poco de mí mismo, pero ya con un poco más de conciencia. Abrí el botiquín para sacar el desodorante, y fue ahí que logré despertar, mis ojos rojos abiertos como dos tapa bocinas, su desodorante no estaba junto al mío. “Se fue, ya no resistió más mis largas noches y mis locuras”.
Despacio fui caminando desde el baño hasta la cocina, en la sala, junto a la puerta, un bulto preparado, el que se iba era un hecho. Los metros se convirtieron en kilómetros, y las orejas se me movían como si fuera un murciélago, buscando ecosondas desconocidas, muestras o señales de vida. Cuando entre la cabeza al portal de la cocina la vi, allí estaba, vestida con un traje de oficina negro, una blusa blanca con un cuello de encajes, señorías, unos aretes de perlas blancas, su pelo recogido en anchoas, la taza de café en una mano, y un pedazo de croissant en  la otra…me miró y me dijo: “¿Qué haces? Ya cámbiate, que vamos a salir tarde”, me sonrió y me dijo buenos días.
Yo me quedé callado, apreté los labios y sin mover la cabeza miré el bulto, le apunté con el dedo índice y bajé un poco la cabeza, le dije: “¿Te vas?” con la voz más etérea que pude engendrar. Ella caminó dos pasos, despacio, para encontrarse conmigo, me miró fijamente a los ojos, su rostro a dos pulgadas del mío, me tomó la otra mano (la izquierda se quedó apuntando al bulto de rositas) y me llevó al dormitorio, como llevan las enfermeras a los aquejados a la cama, con sutileza y paciencia, me señaló el reloj y me dijo:
“Si en diez minutos no estás listo te vas a quedar, sé que no has descansado en dos días, pero el avión no me va a esperar y tu trabajo tampoco, d-a-t-e—r-á-p-i-d-o”, fue subiendo la voz mientras me hablaba como a un niño.
Pensé en lo horrible de su expresión, y pestañé rápidamente, ahora los pensamientos me llegaron, como la lluvia de un mayo cálido en el Cibao, y me pusieron al día, el consciente tomó control y limpió los cristales del carro escabroso del subconsciente, parpadee rápidamente otra vez y los metros retornaron a ser pies, y el zumbido de mundo alterno donde vivía retornó a ser Nueva York, levanté la cabeza y le dije:
“Claro amor, vas a pasarte el fin de semana con tu hija en Chicago, ¡Qué bueno! Me apresuraré para que no lleguemos tarde. Tu sabes que me siento feliz cuando estas con tus hijos”.
Eso era verdad, pero mañana cuando me despierte y por unos segundos esté en ese espacio entre la consciencia y la subconsciencia, ese mundo mágico donde el hombre vuelve a ser niño, voy a extender mi mano y no estará conmigo, y voy a nadar en una cama del tamaño de un océano hasta que recuerde que ella esta con su hija en los brazos de Morfeo.

La Ingenuidad Política

Por Juan Fernández

Anoche sostuve una conversación con uno de nuestros líderes; el me explicaba su posición política, yo le escuchaba atentamente. Me decía que, por mi juventud política, yo no tenía a suspicacia para entender ciertos puntos. Yo pensé: “pero no tengo la ingenuidad para perderme”.

La consideración y el respeto deben tener la primacía entre las estrategias políticas, pero muchas veces confundimos estos valores con la ingenuidad y la reverencia. Esto, en su esencia, es una debilidad política.

Existen cualidades que todo dirigente debe tener: bondad, pudor, moralidad, obediencia. Pero la ingenuidad es una cualidad que en nuestro partido, donde muchos circulan con “el cuchillo en la boca”, es una característica que debemos perder de inmediato.

La ingenuidad política, que no es lo mismo que la inocencia humana, esta basada en creernos que los demás piensan como nosotros. Los políticos degenerados piensan que todos los políticos son como ellos, y los políticos inocentes piensan que todos se alinearan a su forma de pensar. Ambos, en su particularidad, son ingenuos y, por lo tanto, políticos débiles.

Cuando los grupos élites no son homogéneos, la ingenuidad política es más peligrosa. Por lo general, el más inocente termina sufriendo las consecuencias de su falta de estrategia. Según se desarrolla la capacidad de generar estrategias, se reduce la ingenuidad política.

Todos somos capaces de generar el bien y el mal, pero la capacidad de estratega político es lograr conjugar el todo, saborear el bien y el mal a la vez y luego, vomitar lo que no sirve y retener lo que vale la pena, es poder visualizar la guerra, pero concentrarse en la batalla.

¿Dónde existe el peligro de la ingenuidad política?

En no tener una estrategia política que nos permita defender nuestras metas locales. No es cosa de ganar la guerra, es cosa de ganar nuestra batalla, la local, la que nos afecta directamente a nosotros, cumplir con las responsabilidades internas, para que cuando seamos evaluados y nos pasen lista, nuestra batalla local cumpla con su propósito.

La estrategia no es más que el conjunto de operaciones, proyectos y pasos que nos permiten lograr un fin. Estrategia es equivalente de táctica. Todos debemos entender la meta claramente, para lograr esto, debemos delimitar procedimientos con fines locales. Leonel va a ganar, pero… ¿Vamos nosotros a poder decir que contribuimos a este logro?

¿Quiénes estarán con nosotros cuando alcancemos este logro?
¿Quiénes nos acompañan ahora, cuando luchamos?
¿Quiénes son obstáculos?
¿Quiénes tienen intenciones tan personales que nos impiden lograr la meta común?
¿Quiénes se quieren llevar la gloria de nuestros esfuerzos?

Dejemos de ser ingenuos; diseñemos una estrategia que nos permita ser mejores líderes que, sin perder la honestidad y el respeto, perdamos la inocencia.

La Gerencia del Buen Silencio

Por Juan Fernández





En las primeras horas de las mañana, cuando el silencio es lo que reina en mi ciudad, y se pueden escuchar sonidos increíbles, es cuando disfruto más escribir, quizás no es el silencio de los demás lo que me calma, sino, el simple hecho de que “yo” estoy en silencio.

En el oriente el silencio es apreciado por encima de palabra, el manejo del silencio es estimado por la sociedad como una forma de control y disciplina. En nuestro lado del planeta el silencio es símbolo de rechazo, ofensa y “el que calla otorga”, muchas veces dictamos nuestras propias sentencias por estar callados. Nos tienen que obligar a mantener el silencio, “todo lo que diga puede ser usado en su contra”. Los adultos pasan más tiempo mandando a callar a los niños que permitiéndoles expresarse, pudiendo enseñarles que el silencio también es una forma de expresión.

En la política la gerencia del buen silencio es un arte perdido. Cada día vemos más políticos que simplemente no se saben callar, usan sus lenguas como látigos y tirapiedras, y eventualmente terminan creyendo que todo lo que dicen es bien recibido y simplemente pierden la calidad humana más elemental, saber escuchar.

El silencio, en la política, es una práctica básica de un buen líder. En la ley número 4 de las 48 Leyes del Poder, Robert Greene nos invita al silencio; “…cuanto más se dice, más posibilidades hay de soltar una tontería”. En uno de sus ejemplos dice que uno debe darle 20 vueltas a la lengua dentro de la boca antes de hablar. Amén.

He observado que los políticos más sabios del PLD son los últimos en emitir opiniones, primero escuchan, analizan, y cuando hablan son competentes y se ganan el respeto de los que escuchamos. Al contrario los novatos hablan sin parar, agotan varios turnos e interrumpen, desconocen las reglas básicas del intercambio humano, con el tiempo aprendemos a dejarlos hablar para salir de ellos.

Invito a que ejercitemos este don, que midamos el tiempo que duramos hablando y lo reduzcamos a la mitad, que nos demos la oportunidad de escuchar a los demás y aprendamos a manejar nuestro silencio, no como una forma de castigo y rechazo, sino como una forma de afinidad y empatía. Seremos percibidos como coherentes y medidos. El silencio es la voz de sabios.

Ahora me voy a callar, pues la palabra escrita también interrumpe el silencio.

El silencio no es la ausencia de algo, es la presencia de todo.

Las Competencias del Liderazgo

Por  Juan Fernández

Como director técnico de una de las más grandes agencias gubernamentales en Estados Unidos, he visto pasar por nuestras oficinas grandes líderes; Obama, Clinton, Bush y representantes del congreso, las cámaras, senadores, asambleístas y concejales, entre otros.

Como encargado técnico-electoral del PLD y delegado ante la Junta Central Electoral, también he tenido la oportunidad de compartir y trabajar con líderes de nuestro país; Leonel, Danilo, Francisco Javier, Reynaldo, Temístocles, para mencionar algunos, todos valiosos miembros de mi partido. Líderes formados bajo las instrucciones de un líder indiscutible; el Profesor Juan Bosch.

Con el tiempo he podido observar que el liderazgo tiene competencias universales. No importa la comunidad, la raza, el nivel de educación, todos tienen cosas en común. Yo las resumo en cinco competencias vitales;

  1. Conducir conversaciones difíciles. Esta competencia destaca a los líderes de los demás. La carencia de esta habilidad representa la debilidad más grande de un político. Sin conversaciones no hay negociaciones, sin negociaciones no hay intercambios y sin intercambios no hay paz. La búsqueda de soluciones inicia con conversaciones.
  2. Delegar.  Un líder entiende que no lo puede hacer todo, que sin un equipo efectivo no se pueden lograr las metas, que para poder concentrarnos en las cosas que sólo nosotros podemos hacer, debemos dejar que los demás hagan lo que ellos pueden hacer, eso los empodera y les permite crecer, al final un líder crea líderes, no seguidores.
  3. Coaching y Mentorias. Acompañar, instruir y entrenar. Un líder siempre busca la forma de pasar el conocimiento aprendido, crea métodos para reproducir las mejores experiencias, es capaz de auto-criticarse, y aprende de sus experiencias, poniéndolas al servicio de los demás. La creación de un modelo de triunfo, para sí mismo, al igual que para cada uno de sus seguidores, es la meta de todo líder.
  4. Planificación Estratégica. En la política moderna existen 4 factores que determinar el triunfo, ya sea de una campaña o de un proyecto; estrategias, ejecución,  dinero y personas, descuidar uno de estos pilares de la planificación es mortal para el desarrollo sano de una meta. Los líderes planifican, crean tácticas de ejecución con las personas adecuadas...pero entienden que todo esto cuesta y son capaces de persuadir a otros para que apoyen sus planes. La capacidad de comprometerse a lograr el fin, enfocado, es la marca de un líder.
  5. Creación de una Visión. Si no creamos un “porqué”, no necesitamos un “cómo”, ni un “que”. Es sencillo; un líder sin visión no es un líder, es un administrador. Y aunque estos son necesarios, sin administración se caen todos los proyectos, un buen líder entiende esto; planifica, delega, instruye y conversa sobre las metas.

Ser un líder requiere una inversión de tiempo, educación y desarrollo. Las características que identifican un líder quizás se pueden ver desde que nace, pero el desarrollo de sus destrezas es producto de un ejercicio, de práctica, de disciplina y entrega.

Danilo y Leonel son el paradigma a seguir, trabajemos para ser mejores líderes y el país nos premiará con el honor más grande; el permitirnos servirle.

Cuento - Bajo los Faros de Broduey

Por Juan Fernández

Caía rápida y vertiginosa la noche del invierno del 76, mis manos, aún muy pequeñas, apenas salían de la manga del abrigo negro que me cubría casi el cuerpo completo. Caminábamos, mi abuela y yo, los domingos, sin importar el clima, hasta la calle 157 y Broadway, al colmado de la Matica a buscar el Listín Diario. Yo leía los paquitos ella cada una de las noticias. Y en cada manzana que pasábamos mi viejita me contaba una historia, mi historia, del origen de los dominicanos en Nueva York.

- Tu vez ahí, en el segundo piso, arriba del colmado, de ese local del PRD salió tu papá con Jaime Vargas y un grupo a fundar el PLD de Nueva York. Y hasta se robaron un cuadro de Juan Bo’ para no dejarle nada al PRD, no fueran a quemarlo. – Broadway hacia una cuchilla con Riverside Drive en la calle 157, en un parquecito, que en las primaveras y veranos estaba lleno de palomas y pajaritos. Allí descansábamos mientras nos tomarnos un refresco rojo Country Club, “ContriClu”, como decía ella, sin importar el frío.

- Cuando tu mamá y yo llegamos a Nueva York en la década de los 50s, sólo habíamos seis o siete familias dominicanas en “Wachinton Jai”. Y Trujillo había mandado a buscar a Galindez aquí para matarlo, se rumoraba que algún día Trujillo debía caer, pero teníamos miedo de hablar. ¿Tú sabías que llevé a tu mamá a ver a Ozzie cuando jugaba con los Gigantes? - Me dijo que se le salieron las lágrimas cuando lo vio del orgullo de ver un dominicano jugar en las grandes ligas.

- Mamá, ¿Usted siempre ha vivido en la calle 135? – El frío se me colaba por las botitas “Buster Brown” que calzaba, pero, allí sentado, con los pies colgando, pateando la nieve, en un banco de madera pintado de verde oscuro sobre una base de cemento, podía durar horas escuchando las historias de mi abuela.

- No, cuando llegamos vivíamos en la calle 85 y Columbus, con la comunidad puertorriqueña, fue en el 1961 que nos mudamos en la 135, el mismo día que Juan Bo’ le escribió a Trujillo que sus día estaban contados, febrero 27. ¡Ese viejito e’ guao y serio! Si algún día los dominicanos nacidos aquí pueden votar, usted vote por Juan Bo’ – Ella era fiel seguidora de la ideología política y la literatura del Profesor Juan Bosch, “Juan Bo”, como decía ella. Con ella leí mi primer libro “de gente grande”, “El Oro y la Paz”.

- Juan Bo’ le escribió una carta a Trujillo…dígame más. – En la mente fértil de un niño las historias se convierten en leyendas y estas en la base de una filosofía de vida y creencias. Somos producto de nuestras vivencias.

- Si, desde Cuba, mi hijo, los dominicanos tenemos muchos años viajando, y ese viejito ha estado por todas partes; Puerto Rico, Venezuela, Costa Rica y más…Cuando Juan Bo’ le escribió la carta fue como que una sentencia de muerte, a los tres meses estaba…bueno, muerto. – Levantó su cabeza con orgullo e hizo una mueca de disgusto con los labios, yo también, aunque, a mis ocho, no entendía lo que quería decir.

- En el 63 el profesor ganó las elecciones limpiamente, y se convirtió en presidente, hasta que los gringos…mejor le digo después. Aquí hicimos fiesta, los dos o tres que habíamos, nos llamamos y nos sentamos a celebrar la democracia. ¿Tú sabes lo que eso quiere decir? – Yo encogí los hombros para decirle que no y ella continuó diciendo – Es cuando el pueblo puede escoger sus líderes libremente…cuando tú seas grandes asegúrate que nadie pueda impedirte que tu escojas quien te dirija. Que nadie te lo imponga. ¿De acuerdo? – Le respondí con la cabeza positivamente y ella me besó la frente.

Los inviernos de “Broduey”, como decía ella, fueron muchos, las conversaciones más, los veranos eternos y calurosos, y los faros de la famosa avenida continuaban brillando. Las pocas familias de los 50s vieron la ciudad cambiar y crecer, despacio convertirse en una extensión de República Dominicana. St. Nicholas se convirtió en La Duarte y la calle 181 en Paris.

Las caminatas con mi abuela fueron cada vez menos frecuentes, sus piernas le dolían, y su paso era muy lento, pero sus historias, aún le quedaban muchísimas por contarme, vivían en su joven mente como si fueran cuentos de hadas. Ella me hablaba de los eventos políticos como si fuera una novela;

- Mi hijo, le robaron las elecciones a Juan Bo’. – fue el saludo con el que me recibió en el 1990, acaba yo de llegar de la universidad. En sus ojos, ya grises, le podía ver la tristeza y la rabia. – El ganó y le robaron las elecciones por una computadora. Habla con tu papá para que le expliques que pasó, tu eso fue lo que estudiaste, ¿Verdad?

- Si mamá, pero ¿cómo usted sabe que fue eso? – Aun a su avanzada edad seguía cada detalle de la vida de la patria y de su “Wachinton Jai”, ella decía que uno tenía que ser ciudadano del mundo, “saber de todo un chin”.

- Eso me dijo tu papá, unos tipos desde un hotel, el PLD nunca será gobierno mientras viva Balaguer mi hijo, mi sueño de ver a Juan Bo’ con la ñoña no se me va a dar, ¡Carajo! – Me arrodillé para abrazarla, ella no se podía imaginar lo mucho que extrañé sus historias en mis años de estudio.

- Mamá, pero usted tiene viviendo tantos años aquí, ¿cómo es que a usted le afecta quien sea presidente allá?

Su silencio fue la primera lección, despacio enderezó su espalda y su puso de pie, buscó con su mirada la mía, me señaló con un dedo que me pusiera de pie, tomó su tiempo para ponerse el sombrero…bajamos las escaleras despacio y el silencio podía cortarse.

Cuando llegamos a la calle 157 esquina “Broduey” aún no había dicho una palabra, mis 22 años se volvieron ocho otra vez y mis 6 pies retornaron a menos de 4…mis zapatos Florsheim se volvieron Buster Brown…las palomas levantaron vuelo cuando me senté y el silencio del 76 había sido reemplazado por un merengue en un carro con los cristales abiertos, “dos tímpanos explotados”, pensé. Las calles grises y frías de un Nueva York monótono habían sido revividas con miles de rostros sonrientes y el tricolor de una bandera que empezaba a verse en algunas ventanas.

- Ve al colmado de la Matica y cómprame un ContriClu y el Listín, y vuelve pronto. – Se sentó a unos metros de un pordiosero que dormía entre dos piezas de cartón, en sus pies llevaba puesto un par de tenis rotos con fundas plásticas como si fueran medias, para proteger sus pies.

- Mamá venga conmigo por favor. – Levantó un dedo para detenerme.

- Vete que tengo mucho que hablar contigo antes que sea tarde, ahora que ya eres un hombre. Ah y tráeme un flan o un coconete. – Me picó un ojo y me puso en la mano un dólar para pagar.

Mientras caminaba me volví para verla; sacaba de su bolso un pan y un pedazo de queso de hoja para dárselo al indigente, luego me dijo que ese joven se iba a morir ahí sin que nadie lo recordara y que después de todo era un dominicano igual que ella y que yo.

En el fondo, hacia el sur, podía ver el cementerio, que ironía, como si estuviera durmiendo lo más cerca de su destino y millones le pasamos por el lado sin hacer nada. Regresé con el encargo “antes de que se seque la saliva”. Me reí y ella me señaló que me sentara.

- Mire, donde yo este, ahí está mi patria. Yo Soy Dominicana, sin importar que dure un siglo viviendo lejos de mi país. Un día usted tendrá hijos, y quizás cree que serán menos dominicanos que usted. Se equivoca. – Me pasó, sin dejar de hablar, la botella del ContriClu rojo para que se lo destapara. Yo me robé un traguito antes de regresarselo – Escúchame bien, porque esta es nuestra última conversación del tema que tenemos, estoy seguro de cómo lo crie. Yo soy su abuela, de los Coste de La Vega, y su abuelo de los García de La Chiva en Licey, sus abuelos de parte de padre son de Los Fernández de Puñal, de los Fernández Domínguez y los Lora Fernández, y  el otro lado de los Polanco de Gaspar Hernández, su mamá Vegana y su papá Santiaguero. En mi tiempo a eso le llamaban su “Linaje”.

- Mi familia mamá…- traté de interrumpir.

- No, mi hijo, cállese, más que eso, su familia será de muchos países, quién sabe y que importa, pero le hablo de su herencia…su nacionalidad puede ser Estadounidense, usted eso no lo escogió y mire gringo-dominicano, y su ciudadanía, eso solo es de orden legal, la que usted quiera, pero su sangre, esa, aunque se la saque toda del cuerpo, le saldrá siempre dominicana, nunca lo olvide. Y donde usted pise, donde usted llegue, que todo el mundo sepa que llegó un hombre serio, honesto y de respeto…Este es el país que lo vio nacer, respételo, pero nunca deje de sentirse orgulloso de ser de la tierra de Dios. 100% Dominicano.

Podía sentir los bellos del cuello erizárseme y se me aguaron los ojos. La frente de mi abuela estaba en alto y la mía también, esta vez si entendía porque. Hablamos, como siempre, por horas. Con los años, sus enseñanzas han sido mis mandamientos. Ya hace décadas que se me fue, como es la ley de la vida, pero sus ideas han perdurado y su amor por su patria es mi herencia más preciada. Mi Patria.

Hoy corre rápido y caluroso el verano del 2013, vivo en el Bronx, como casi todos los dominicanos, como desplazamos una comunidad completa en los 70s y 80s, hoy los desplazados de “Wachinton Jai” somos nosotros, y nuestro Alto Manhattan es casi ya de los blancos, como lo fue 50 años atrás. Ese es el ciclo normal de las sociedades complejas. No es cosa de racismo, es de orden económico.

Cuando voy a las reuniones orgánicas del partido de Juan Bosch, el PLD en la calle 159,  por quien voté cuando pude votar, como le prometí a mi abuela, y hoy soy miembro por convicción, no sólo por respeto, tomó el tren local y me quedo en la calle 137 y camino despacio por las calles de mi viejo barrio, pateo con los pies, no neva como antes, pero alguna que otra lata vacía de cerveza, me sonrió con los jóvenes de las esquinas, y los saludo con respeto, para muchos un montón de criminales, para mí, aun con los pantalones por la mitad de las nalgas, son dominicanos, de los míos.

En mi cabeza escucho el retumbar de una tambora y una güira y me dejo llevar por el vaivén de un merengue o una bachata, cierro mis ojos y la calle sucias se me convierte en campos verdes, como los de La Vega, y las aguas de un río sucio, lleno de aceite se transforman en playas cristalinas, igualitas a las de allá, y los ruidos de un dembow en la más bella sinfonía.

Quizás para mucho es locura, y el amor que tengo por mi gente no tiene sentido. Quizás para muchos no vale la pena, y muchos quieren salir de nosotros, y que importa que allá no nos respetan y piensen que somos tan pobres que solo tenemos dólares. Muchos sueñan con regresar algún día, yo no, ya yo estoy donde nací, esta ciudad es mi campo, para mí no hay regreso, solo me queda trabajar con lo que tengo aquí.

Yo solo quiero caminar algún día con mis nietos dominicanos nacidos aquí, bajo las luces de las calles de mi vecindario, esté donde esté, algún día les contaré las historias de Leonel y Danilo, y como un día matamos un tirano bajo los faros brillantes de “Broduey”.

FIN