Poema: Sólo Queremos Educación

Por Juan Fernández

Podrán intentar enmudecer
a golpes mis palabras,
que son expresión del dolor
extinto de los míos,
a los que les pesan la razón,
el alma y la conciencia,
pero mi silencio,
aunque a miles de gritos,
es lamento,
como las penas cargadas
a latigazos por el viento,
soy esclavo de mis palabras
destrozadas y mis sigilos,
amo del silencio tenebroso
y gris de mis alaridos.

Con las teclas llenas de espinas
pegadas de mis dedos
con un lápiz sin carbón o una pluma,
hasta sin tinta,
escribiré, sin descansar,
de nuestro mal cada lamento,
del bien de los engaños
sus imperecederas aflicciones,
como un barco perdido a la deriva
que hasta sin las velas
navega las aguas de un mar
de atraso arrastrado por las olas.

Mi gente muere en silencio de sed,
de hambre e inconsciencia
en un país donde el agua,
el alimento y la conciencia sobra.
Es como el que se ahoga
por exceso de agua en un desierto
o el que se pierde sin rumbo
cierto hasta en su sombra.
Caminamos el camino de la verdad
y la luz, sin orientación,
cubiertos por el manto pesado
y doloroso de la noche oscura,
no podemos ver, aunque queremos,
a través de ojos turbios.

Mueren por carecer del agua de lectura,
del pan de la cordura
y el sabor de vida eterna
que da el discernimiento y la razón,
mientras otros flotan en el manjar
apetitoso del saber oportuno,
luchando cada día por mantenernos
en la oscuridad y la inopia.

Yo no quiero nada de nadie,
ni prestado, robado, ni vendido,
sólo quiero que no nos dejen olvidados
y solos en la penumbra
mendigando disipados
letras de un alfabeto lleno de mentiras
escrito con la tinta indolente
de la opresión y el abandono.

Sólo queremos educación,
por el resto luchamos nosotros mismos.



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