El Poder y los Principios


Unos años atrás escuché a Dennis Kucinich, un político de Ohio, en una de sus campañas presidenciales, decir que en el momento que empezamos a vender nuestros principios por la necesidad de aprobación, empezamos a perder el poder.Esta es la base de la moral política, y aunque para muchos ya no existe, sigue siendo la razón por la que lucho por preservar los ideales del Profesor.

He tenido grandes dificultades, dentro y fuera de mi partido, por respetar y considerar inmutables mis principios. Además, por respetar los principios que gobiernan a los demás, mis compañeros y compañeras.

El PLD es como un ser viviente, compuesto de miles de organismos vivos, con células que nos permiten crecer y, a veces, con alguna que otra célula cancerígena, en eso no nos separamos de nuestra sociedad, y dentro de lo normal, también tenemos glóbulos blancos que siempre darán la batalla en contra de esa células poco deseadas.

En mi caso, que en esta colmena soy sólo una abeja obrera de la base, hago lo que me corresponde, siempre y cuando no viole mis principios. Sigo líderes y dirigentes, por sus ideales, y escucho y aprendo de todos, sin importar sus principios. En este juego de la vida, esa es la primera clave del triunfo.

No estoy en la disposición de crecer en posiciones políticas a expensas de mis principios. Pero tampoco estoy dispuesto a que ningún compañero o compañera sea pisoteado por no creer en los mismos principios que otro. Me mato con cualquiera para que le respeten el derecho a pensar distinto, a seguir otros líderes, y más que nada, a su derecho a cambiar de opinión sin ser penalizado.

Hoy, en la estratosfera del PLD, Danilo y Leonel intercambian movimientos estratégicos que definirán el futuro de nuestra organización y nación, cada uno empleará las tácticas necesarias para definir adecuadamente sus posiciones y la de sus más cercanos adeptos, ese es la verdadera razón de la política, el arte de la negociación. Les aseguro que ellos no entraran en disputas que pongan en juego la integridad de cada uno, y mucho menos la integridad de un partido único en América.

Que no se equivoquen los adversarios pensando, mientras salivan sus podridas bocas y se frotan sus sucias manos, que van a dividir al PLD, el PLD ganará en el 2016, no solo porque tiene excelentes candidatos con ideales de nación, con sueños de progreso y con la energía y determinación para hacer el trabajo, sino porque tiene un ejercito de miembros que no están dispuestos a vender sus principios, pero si a ganarse el respeto de sus familiares, amigos y allegados.

En el 2016 mi voto es del PLD.



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