Poema: Hoy Es Mi Día

Por Juan Fernández




Despacio, como si arrastrara cadenas
se han deslizado fríamente de mi vida
los largos e inútiles, malgastados días
de explicaciones ridículas e innecesarias.

La vieja espuma gris de un ayer amargo
es difundida por el aire de un día nuevo
lleno de nuevas bellísimas  emociones
este nuevo día guarda nubes de lluvia,
estoy, como siempre, listo para vivirlo.

Persigo los pequeños pasos proyectados
por un andar silentemente protegido,
armado por decisiones dóciles y elocuentes,
aun me duelen las marcas en la espalda
de los latigazos de mis malas providencias.

Espero despabilado el relámpago del despertar
de un año desconocido, el fin de un arrastrado
conglomerado de dulces azucaradas memorias
y momentos celestiales que nunca cambiaría,
mezclado con pesares que hacen de mi existir
un manjar de sabor de espinas y rosas a la vez.

Desnudo mis pensamientos bifurcados y mi alma,
los visto de seda y aire de tinta de colores del futuro,
miro mi cuerpo y la corpulencia gastada de años
de descuidos me observa, me sonríe y a veces se burla,
“saludos querido amigo, otro día más en mi compañía”.
Y me rio. “Si has sido mi amigo por tanto tiempo…
sin dudas eres mi mejor amigo”.

Cierro los ojos y pienso en los míos, dueños de mi;
mis hijos, mi madre, mi padre, mi amada,
me pregunto si sus pensamientos se llenan también
de dolor cuando pasa un año más y aun no logran
las metas que se han trazado.

Las esencias de los momentos que vivo son regalos
y las bendiciones de un Dios que se que me mira todos los días,
que vive dentro de mí, comulgando de cada segundo mío,
viviendo la vida que yo vivo. Y me rio una vez má.

Cierro los ojos, tal mago en el mejor de los teatros
con la mejor de las audiencias,
me preparo para mi acto final…Ahora o nada.

Me pregunto  si después de despertar
algunas de mis dolencias desaparecerán
y rechazo el pensamiento,
no me llegarán este año más favores especiales,
estos últimos meses la vida me ha premiado
y he decidido que el resto de mis necesidades
no voy a esperar que Dios me las complazcas,
todo yo y nadie más.

A mi edad me siento en la mitad de mi sendero,
quizás no he caminado por el mejor de sus costados.
no he aprovechado sus largas calles descansadas y dóciles,
quizás a la mitad de este camino la vida me tendrá nuevas sorpresas,
pero hoy es mi día, y este día yo lo proclamo como uno victorioso.

Hoy yo soy dueño del mundo.