Juan Fernández
Circulan por mis poros,
haciéndome desistir de mis soplos,
tus tenues miradas pausadas,
así, como pequeñas golondrinas,
acariciando cada célula
de mi piel hipnotizada,
hormigas escondidas
que caminan en mis años,
hoy, ya maduros.
Escudriño, en tus sentidos,
el camino diseñado
por los dioses del futuro,
yo que nunca creí en la suerte,
ahora, inocentemente,
profesando que naciste para mí,
que tu vida fue, intuitivamente,
entrelazada con la mía,
como si fuéramos una sola.
Observamos la mucha imaginación mía,
con un poco de burla.
Los años haciendo travesuras.
Abro mis arrojos y vuelo contigo,
en un cielo repleto de fortunas,
y me duermo, como un inocente crío,
respirando en el manantial de tus pechos,
donde guardo mis ilusiones,
como el tesoro escondido
de civilizaciones antiguas,
como si fueras de oro puro.
Diosa única de mi destino.
((Este año, en EE.UU. se han diagnosticado 1,735,359 casos de cáncer y han muerto 609,640. El cáncer de mamas es el más común entre nuestras reinas. ¡Vamos a hacernos la prueba!))
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