Por Juan Fernández
Estoy aprendiendo a quererte, mujer, por tus sonrisas,
por tus vivos ojos negros, mujer, también por tus caricias.
Quisiera tocar tu pelo, mujer, besar tu cara
y sentir que en cada toque de tu piel, mujer, me traes la calma.
Pero me tienes esperando, mujer, como preso por condena,
pero se que valdrá la pena por cada segundo en tus brazos.
Estoy aprendiendo a querer, mujer, tus tiernos besos
y el dulce toque de tu cuerpo, mujer, estoy esperando tener.
Esperar por tu primer beso, mujer, valió la pena
Esperar para hacerte mía, mujer, ¡Te tengo pena!
Me he revestido de paciencia por ti, por lo que quiero
porque una sola noche contigo, mujer, no es lo que quiero.
Una mujer, amiga, compañera, mujer, es lo que busco
Te quiero hacer mi todo, mujer, eres mi anhelo.
¿Que dices, me das un beso? Pero más que nada,
nunca dejes de darme tus sonrisas,