Por Juan Fernández
Quiero inhalar, despacio, sin oscilaciones,
el aire sosegado que exhalan tus pulmones,
dejar que tus ansias descansen en mis hombros,
ver tu cuerpo delicado reposando en mis brazos
y que el oxígeno nos arrope en capas de ternuras.
Quiero expeler de mis entrañas, sin pensarlo,
una mirada a tus escenas más desconocidas,
perdidas entre el fuego de realidades dobladas
e ilusiones concretas de cielos y arcoíris perdidos,
desayunar en tus labios el pan divino de tus besos
y dormirme perdido en la calma de tus fantasías.
Quiero ganarme viajar mi último viaje contigo.
Poder cerrar los ojos por última vez, sin rodeo,
y confiar que me guíes, quizás lentamente y en silencio,
entre lejanos pensamientos de mundos inexplorados,
arrastrando los pies con el peso infinito del olvido.
Pero siempre, cada paso, feliz, contigo.