Por Juan Fernández
Cada país tiene el derecho a definir el método para escoger sus mandatarios, en sus Constituciones definen limites prudentes para evitar tiranías, dictaduras, absolutismos y todas las variantes de opresión que sus ciudadanos podrían tolerar.
La mayoría de los países usan el modelo dos términos, muchos de 5 ó 4 años, muchos no tienen límites, otro gran número sólo uno. En América, el modelo es variado; en Uruguay, Perú, Nicaragua, Costa Rica, Haití y Chile es como el nuestro, términos no consecutivos. En Bolivia, Colombia, Guyana, Trinidad y Tobago y Estados Unidos, son 2 términos. Mientras que en Paraguay, México, Honduras, Guatemala y El Salvador, es sólo un término. En Argentina y Brasil pueden servir dos términos consecutivos y correr después de salir por un término, no tienen el nunca jamás.
En nuestro país la Constitución del 2010 determina en su Artículo 124: Elección presidencial. El Poder Ejecutivo se ejerce por el o la Presidente de la República, quien será elegido cada cuatro años por voto directo y no podrá ser electo para el periodo constitucional siguiente.”
Muchos abogan que el paradigma a seguir es el de Estados Unidos, que son dos términos y nunca jamás. Varios presidentes han intentado cambiar la Enmienda 22 de la constitución estadounidense, Bill Clinton proponía eliminar el “nunca jamás”, Reagan lo consideraba un error, que no debían haber límites. El senador Serrano ha intentado más de 10 veces eliminar la Enmienda, todos intentos fallidos, todos promulgados para extender periodos, pero el congreso siempre lo ha rechazado, no porque un cambio sea o no lo justo, sino porque este país no cambia su constitución con facilidad. La norma es simple, la constitución es el instrumento que marca los límites, de no ser así, caemos en anarquía.
Esto es algo que debimos evaluar mejor “antes” de invertir tanto tiempo confeccionando la constitución que tenemos. Si el país está listo o no para cambiar, otra vez, nuestra constitución es prerrogativa de nuestros legisladores. Yo siempre pensé que la del 2010 era una de las mejores de latino américa. Recuerdo vivamente las palabras del entonces aspirante a presidente, Danilo Medina, decir que no estábamos listos para la reelección, que en un país como el nuestro, donde se tenían tantas deudas sociales, la reelección era un camino para que los funcionarios cayeran en la corrupción.
Es difícil promover un cambio a la Carta Magna, cuando muchos lo perciben como un cambio con metas personales, en el caso del PLD estamos buscando lo mejor para el país, y en esto estamos divididos, muchos apoyan la reelección de Danilo, pero por el momento no es posible, otros, pensamos que Leonel es la opción #1, y eso es lo que debemos mantener. Si los senadores y diputados legislan al cambio de la constitución, entonces debemos reevaluar nuestra posición.
En mi visión platónica de cómo deben ser las cosas, pienso que Danilo se casaría con la gloria, si promueve el cambio a la constitución y apoya a Leonel. Creamos, todos, un plan de nación que transcienda individuos, yo mandaría a Leonel, Danilo, Francisco Javier, Margarita, Temístocles, Segura, Domínguez Brito, José Tomas y todos los presidenciables de “la fábrica”, el PLD, a un retiro de 3 días, con un equipo de apoyo con la meta única de crear un plan de gobierno modelo para el PLD, Leonel lo inicia, en el 2020 retorna Danilo y lo continua, y los siguientes 20 años todos ajustan el plan, pero mantienen un record público de su compromiso a esta meta. Al final no importaría quien es el presidente (siempre que sea del PLD), la República Dominicana es de los dominicanos, no de los mandatarios.
Yo sé que tengo mucho que aprender de la política, pero como dominicano y peledeista pido dos cosas; primero, trabajen para fortalecer mi partido, sin el PLD no somos nada, y segundo, enfóquense en lo que necesita mi país, todo por una mejor nación.
¡Hasta la Victoria Compañeros!
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