Hoy, en la
mañana, mientras llegaba al trabajo, escuché a un locutor de radio decir: “no
es lo mismo *sociedad* que *asociación*, uno no escoge la sociedad donde nace,
pero si las asociaciones que hace”. Esta oración se ha quedado conmigo toda la
mañana, quemándome neuronas, y quiero compartir, contigo, lo que pienso.
La “RAE.es”
define una sociedad como: “el conjunto de personas, pueblos o naciones que
conviven bajo normas comunes”, mientras que una asociación (asociar) es: “unir
una persona a otra que colabore en el desempeño de algún cargo, comisión o
trabajo”. Todos juntos somos La Sociedad, pero nosotros escogemos a quienes nos
asociamos, es una decisión propia, nosotros elegimos por preferencia los entes
de nuestra sociedad con los que colaboramos.
En este
orden, creamos asociaciones que nos permiten operar bajo procederes afines. Sea
por preferencias sociales, sexuales, culturales, raciales, laborales…y cientos
de otras afinidades que nos permiten operar a gusto. Esta acción, sola, no
representa un riesgo para los demás con los que decidimos no asociarnos, el
conflicto social inicia cuando un determinado grupo de asociados determinan que
están por encima de los demás en la sociedad y se empeñan en rechazar a todos
los que no son como ellos.
Esto se
evidencia, marcadamente, en estos últimos meses, en la asociación más poderosa
de cualquier sociedad, los uniformados, específicamente la policía. Se podría
decir, que, en Estados Unidos, es un caso de “Ellos Contra Nosotros”, y no debe
llegar, nunca, a este punto en una sociedad compuesta de entes racionales. Lo
que nos falta es tolerancia y respeto.
Entiendo
que las armas no matan, las personas lo hacen, pero este ensayo no es sobre por
qué maltratamos, sino por qué no toleramos. Las asociaciones se han constituido
en grupos conflictivos. Nuestras diferencias, en vez de darnos la oportunidad
de aprender de nuestra diversidad, nos está llevando al borde del abismo social.
Allí, divididos, nos recogen uno por uno, como leña para el fuego.
Yo pido, imploro,
que nos detengamos por un momento, que somos entes de un sólo planeta, que no
existen razas, ni colores, que somos todos parte del arcoíris de la multiplicidad.
En el planeta sólo existe una raza…la raza humana. Nuestra sociedad necesita
que las asociaciones que formemos trabajen unidas para mejorar el planeta.
Eduquemos nuestros hijos, y a nosotros mismos, para asegurar que seamos el bien
que queremos ver.
La tolerancia
conduce a la paz.