Las espinas dorsales tienen dos razones de ser; una, mantener el cuerpo erecto cuando necesitamos caminar con la frente en alto, la segunda, y quizás la más importante, cuando necesitamos eliminar los temores, cuando la vida nos cuestiona, cuando necesitamos enfrentar nuestros miedos, cuando necesitamos asegurar que nuestros pasos sean firmes. Eso lo determinamos nosotros.
Es posible que científicamente alguien lo defina con más raciocinio, con mejores palabras entre buscadas, de diccionarios desconocidos, pero esto no tiene nada que ver con la ciencia. Desde ese punto de vista todos tenemos una columna vertebral, pero pocos han creado las condiciones para asegurase que esas vertebras no se conviertan en obstáculos y la rigidez termine matándolos. Eso lo determinamos nosotros.
Treinta y tres pequeños discos que dictan el momento perfecto para transformarnos en seres con sentido. Hace millones de años que dejamos de ser moluscos de algún lago, y echamos patas, algunos dirán que fuimos creados así, seres casi perfectos, hace sólo seis mil años. Quizás la naturaleza nos obligue a arrastrarnos, algunas veces, en otras nos dará la oportunidad de ser dioses, y sacar una espina dorsal de donde muchos pensaban que no teníamos nada. Eso lo determinamos nosotros.
En los meses por venir, aquí en la tierra de las oportunidades, tendremos la oportunidad de separarnos de los invertebrados, podremos escoger ser gusanos, comer de nuestra propia tierra, o podremos ser águilas, tendremos la oportunidad de echar una columna y volar. Eso lo determinamos nosotros.
Tienes todo lo que necesitas para poder hacer lo que quieras, solo tienes que entender que el mundo es de aquellos que se sienten dueños de si mismos y aceptan la realidad de lo que viven. Tu decides. Eso lo determinamos nosotros.
Te veré la próxima vez que pase por tu nube.
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