Perdido en Tu Memoria

Juan Fernandez | jbfdez@gmail.com

Puedo morir en momentos triste,
revivir en las lágrimas reposadas
de cada una de tus bellas memorias.

Quizás puedo ser una célula ciega,
que corre día y noche sin destino,
en el santiamén de un sosiego,
perderme, en la triste eternidad
de un “para siempre” fulminante,
en los latidos secos de un sollozo,
entrelazados en las entrañas
de un apagado y drástico lamento.

Caminaste conmigo, eso me basta,
en los momentos más ciertos,
tu voz, el soplo callado del silencio.
Me sostuviste en tu cálido vientre
cuando mis palpitaciones no existían,
solo ardía en mí el sentimiento,
supe perderme en los respiros
de tu tórrido abdomen, literalmente,
cuando sólo tu alma me cubría.  

Compartimos armadura en las guerras,
protegiéndome antes de tener vida.
Ahora que tu guarnición perdió la batalla,
aunque sólo perdió tu armadura, no tu vida,
no me siento sólo, sino que otra vez,
como aquellos cálidos primeros días,
tu alma y la manta de tu espíritu me cobija.

Ahora, que te concibo viva
en cada instante tranquilo,
y en mis noches más frías
te siento en cada pensamiento,
me acompañas en mis lamentos
y te ríe en mis triunfos.

Tu no mueres madre, mi guerrera,
porque cada paso que yo doy es tuyo,
cada victoria, cada hazaña, tuya,
cada proeza, cada lirio, cada clavel, tuyo,
cada lágrima, cada pensamiento, tuyo.

Yo no soy sin ti, a ti te debo la vida,
vivirás por siempre en alma, mi ser,
tú, forjadora de mis memorias.

Te amo mamí.




Mi Reencuentro Contigo

Le tengo tanto respeto a Dios y la naturaleza de su sabiduría al crearnos. Creo firmemente en el plan divino y en el hecho de que fuimos creados a la semejanza de un Dios.

Creo en un Dios que nos crea en "cuerpo", "alma" y "espíritu"...en mi caso, y comparto esto contigo por quien tu fuiste en la vida de Annie Caro; sólo el cuerpo falleció, ese armazón (como lo definió Fathima ayer) merece respeto, porque por 68 años albergó el espíritu de mi guerrera, y ese NO murió, sino que retornó a donde fue creado.

Anoche caminé por mi ciudad, por las calles que por décadas la vieron trabajar, soy fiel creyente en un mundo espiritual, y la sentí, en cada sonido, en cada brisa, en cada persona que me pasaba.

La sentí en cada indigente que dormía en las calzadas, pensé en sus palabras, "lo mejor para los pobres, siempre".

Tuve la suerte de vivir nueve meses en ese armazón, compartí vida con ella y escuché su voz desde su vientre, hoy, y por el resto de mi vida, le toca a ella escuchar mi voz por dentro, sentir lo que yo siento, compartir mis latidos y saber que por ella YO vivo.

Hoy, y el resto de mis dias, le dedico a ella mis respiros.

Hasta nuestro reencuentro mi guerrera.

Tu Presencia en Mi Alma

Juan Fernández | jbfdez@gmail.com

Voy a requerir años, muchas decenas, quizás, para que las rústicas y lentas neuronas puedan reencontrar sus entrañas, para que la sonrisa retorne a mi cara, para que la luz me ilumine de nuevo, para que los sonidos se expandan.

Voy a necesitar otra vida más amplia, quizás una más larga y menos extraña, porque esta se me está yendo contigo, caminando cabizbajo, como un niño, agarrado firmemente de tu mano, porque la luna no brilla en mis noches, que una vez brilló de forma tan clara, porque la música no vibra en mi oído, ni en el rizoma de mi espalda.

Voy a necesitar que la tierra se pare, para poder de una vez yo bajarme, se marchitan las flores del jardín de mi aliento. Se torna árida mi tierra más fértil, se secan las frutas y me mueren arbustos, y se convierten en polvo las hortalizas más sanas.

Voy a necesitar que se me sequen las nubes, que se me caigan las alas, volar ya no importa, que se me duerman las musas y se ahoguen en palabras, en frases ilusas y en oraciones disolutas.

Voy a necesitar encontrar mi camino, cual niño perdido, cuando un día te vayas, sin ti no hay senderos que tengan sentido.

Voy a necesitar que te quedes en el hogar más secreto, que guardo en la esquina más profunda de mi corazón, que tengo reservado en el fondo de mi voluntad y mi fuerza.

Mami aún no te vayas…pero si te tienes que ir, descansaras por siempre en mi alma.