Juan Fernández | jbfdez@gmail.com
Voy a requerir años, muchas decenas, quizás, para que las rústicas y lentas neuronas puedan reencontrar sus entrañas, para que la sonrisa retorne a mi cara, para que la luz me ilumine de nuevo, para que los sonidos se expandan.
Voy a necesitar otra vida más amplia, quizás una más larga y menos extraña, porque esta se me está yendo contigo, caminando cabizbajo, como un niño, agarrado firmemente de tu mano, porque la luna no brilla en mis noches, que una vez brilló de forma tan clara, porque la música no vibra en mi oído, ni en el rizoma de mi espalda.
Voy a necesitar que la tierra se pare, para poder de una vez yo bajarme, se marchitan las flores del jardín de mi aliento. Se torna árida mi tierra más fértil, se secan las frutas y me mueren arbustos, y se convierten en polvo las hortalizas más sanas.
Voy a necesitar que se me sequen las nubes, que se me caigan las alas, volar ya no importa, que se me duerman las musas y se ahoguen en palabras, en frases ilusas y en oraciones disolutas.
Voy a necesitar encontrar mi camino, cual niño perdido, cuando un día te vayas, sin ti no hay senderos que tengan sentido.
Voy a necesitar que te quedes en el hogar más secreto, que guardo en la esquina más profunda de mi corazón, que tengo reservado en el fondo de mi voluntad y mi fuerza.
Mami aún no te vayas…pero si te tienes que ir, descansaras por siempre en mi alma.
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