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2018
Mr. Albert Saunders, un viejo irlandés amigo de mi abuela, quien le rentó un cuarto en los años 40, antes de que ella pudiera rentar su primer apartamento en la calle 85 y la avenida Columbus, me contó, en su lecho de muerte, hace ya mucho tiempo, que él fue parte de un grupo de personas que planificaba el futuro de la ciudad, todos descendientes de las primeras familias europeas que llegaron desde 1626. Me dijo:
"Escucha, escribe esto si deseas, no quiero que la historia se pierda. En la mañana del 24 de diciembre del 1963, como todos los 24 de diciembre, los siete miembros del Consejo de Nueva York se reunió con fin de planificar las tres metas principales para la ciudad. Uno de sus miembros, Wagner, era el alcalde y fue escogido presidente del Consejo noviembre 22 de ese mismo año. Grandes cambios se podían vislumbrar para la ciudad, después del 22 de noviembre del 1963.
El Consejo llevaba más de 200 años reuniéndose todos los diciembre 24, como lo hacen hasta el día de hoy, el punto de encuentro era la estación de City Hall, hasta que implementaron el cambio de tren en 1945 y los nuevos vagones no podían girar en la curva de la estación, fue más fácil cerrar la estación que cambiar los vagones, ese año movimos las reuniones a la calle 72.
La Guardia había mandado a hacer una oficina especial en la parte de atrás de la plataforma del tren 1 del lado sur y los miembros conocíamos el mecanismo secreto para salir del tren, sin ser vistos y entrar a ese espacio privado. Allí teníamos una mesa de caoba y sillas cubiertas de piel muy fina, luz eléctrica y hasta un teléfono, aunque nuestra reunión solo era una vez al año, los alcaldes la usaban como trinchera secreta, era a prueba de explosivos, hasta atómicos, a prueba de agua y tenía reservas en comida. Podías vivir meses sin salir de allí, aún debe ser así hoy.
La puerta aún permanece en la estación y está a la vista de todos los pasajeros, fue el gran misterio de este lugar secreto, estaba expuesto a la luz pública, pero nadie la podía ver. En 1963 las reunión fue pautada para las 3 am, el dolor de todos era la muerte del presidente, estaba muy fresca. La tardanza no era permitida, la única excusa era hospital o tumba. Nadie, nunca, ha faltado, ni llegado tarde.
A las 3 am, en punto, Wagner inició la reunión, la primera propuesta fue cambiarle el nombre al aeropuerto, Idlewild Airport vivió su etapa, el nombre era insignificante, al final era simplemente el nombre de un campo de golf, JFK Airport rendía el honor merecido a un presidente sin comparación y tan amado.
Wagner hizo la llamada al instante y convocaron la rueda de prensa para las 8 a.m. ese mismo día, el 24 de diembre le cambiamos el nombre. Así hacíamos las cosas en esos tiempos; pensando, planificando y honrando nuestros principios. Nunca permitas que se violen tus derechos, ni tus principios, sin ellos eres simplemente una criatura de Dios, como cualquier insecto, pero con ellos eres hijo de un Rey Divino. Nunca lo olvides."
Saunders murió al día siguiente, después de regresar del cementerio fui a la estación de la calle 72, allí estaba, una gran puerta de bronce, por su majestuosidad se veía que estaba fuera de lugar, pero era cierto, parecía la entrada de una oficina. Todos los 24, a las 3 am voy a la estación (ahora, en este 2018, estoy aquí), espero a ver si se abre la gran puerta de bronce, pero siempre hay un tren que se para en la estación, a es hora exacta, las luces se le apagan por un minuto o dos y luego continúa, yo respiro profundamente, puedo escuchar pasos haciendo eco en un pasillo, voces que murmuran algo. Quisiera tocarles la puerta, pero no puedo, creo en mi ciudad y en todo lo que hacemos para honrarla, no se si este año se reunirán en la vieja estación o no, pero se que soy parte de algo grande y ahora lo eres tú... ¡Feliz Navidad Nueva York!
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